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— Privet / Hola.

— P-privet! / ¡H-Hola!.

— Kak dela? / ¿Cómo estás?.

— Khorosho, i ty? / Bien, ¿y tu?.

— YA tozhe... / Yo también... —ambos chicos sonrieron al haber completado su pequeña conversación en aquel otro idioma.

Llevaban, más o menos, una media hora intentando aquello. O mejor dicho, llevaban más de media hora intentando que Alonso dejara de reír cada vez que intentaba pronunciar alguna palabra.

Pero no es su culpa, ¡aquel idioma era muy extraño!.

— Bien, ahora una vez más pero sin leer —habló el pelinegro, Alonso hizo una mueca.

— ¡Ay, no!, después, ya me canse —se quejó mientras se dejaba caer en la cama dejando su libreta a un lado, su cabeza quedando junto a las piernas del mayor.

— Pero, Alo...

— ¡Por favor!, ¡un descanso! —suplicó, mirándolo con un puchero y ojos de cachorro.

José realmente no supo como decir que no.

— Eh, esta bien...

— ¡Gracias, José!... Espera, ¿te gusta que te digan José? —ladeó un poco su cabeza. El pelinegro frunció el ceño.

— Pues, es mi nombre, no me molesta —se encogió de hombros.

— Si, pero, ósea, ¿no tienes un apodo o así?, José me suena a regaño —arrugó ligeramente su nariz.

— Uh, no, realmente no.

— Hmm... —llevó una mano a su mentón y miró hacia el techo, pensativo, mientras el de ojos mieles lo miraba sin poder apartar su vista— José..., José..., Jo...sé..., Jos..., ¡Jos!, ¡ese me gusto!, ¿y a ti? —preguntó entusiasmado descubriendo aquellos ojos mieles fijos en él.

Canela desvió la mirada inmediatamente.

Alonso sonrió inconscientemente.

— S-si, suena bien.

— ¡Genial! Ahora te llamare Jos, Jos —rió alegremente cerrando los ojos por su pequeño chiste, Jos no podía dejar de preguntarse como era posible que con aquella pequeña acción, ya lo tuviera embobado.

Ty ne znayesh', kak ty mne nravish'sya...

— No entiendo eso, ¿me podrías decir que significa?.

— E-eh, n-no.

— ¿No?, ¿por qué no? —frunció el ceño, algo ofendido.

— P-porque... Tu tienes que descubrirlo solo. Uh, si, eso.

— ¿Por lo menos podrías escribirlo para traducirlo con google traductor?.

— No, eso es trampa.

— ¿Cómo se supone que aprenderé si me dejas con la duda? —preguntó el menor.

Bien, tenía un buen punto.

A ver, José, ¿con qué excusa saldrás esta vez?.

— Es... ¿motivación?.

Bueno, la bajo de pecho.

— Hm, ya. Supongo que algún día lo sabré... —se encogió de hombros, restándole importancia.

«O no...».

Русский (Russkiy) - JalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora