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— No puedo... —murmuró, mientras se dejaba caer boca abajo en su cama. Alfredo rió.

Desde que llegó a casa del pelinegro, este no había parado de caminar de un lado a otro en su habitación, murmurando nervioso vaya a saber que tanto.

Aquel día era sábado. La noche anterior Jos había quedado con Alonso en ir a su casa a estudiar; Alonso pasaría por él y entonces se irían. El problema era lo increíblemente avergonzado que se había sentido por el simple hecho de escribirle un mensaje.

No fue fácil, para nada lo fue. Estuvo debatiéndose entre mandarle un mensaje o no desde que llegó a su casa después del colegio. Y no fue sino hasta las ocho de la noche que al fin se animó a presionar el botón de enviar, justo antes de arrojar el celular lejos, con un chillido avergonzado. Como toda una adolescente enamorada.

Pero no podía evitarlo, era simplemente su forma de ser.

— ¿Por lo menos puedo leer la conversación? —preguntó, observando a su amigo tumbado en su cama, negar frenéticamente con su cabeza contra la almohada— ¡¿No, neta?!.

Negó de nuevo.

— Sabes como es uno de chismoso y no le cuentas todo, vaya mierda —el rizado bufó.

Jos elevó la cabeza, tomando su celular y desbloqueándolo al mismo tiempo que se colocaba sus gafas, leyendo una vez más la conversación que tanta pena le causaba.

Hizo una mueca cuando terminó, y le extendió el celular al rizado, quien lo tomó inmediatamente, comenzando a leer.

Jos:
¡Hola!

Si, ese fue el mensaje que tanto le costó enviar.

Alón:
Hola, Jos! Como estas?

Jos:
Bien, ¿y tú?

Alón:
Muy bien también

Oye, me pasas tu dirección? Para pasar por ti mañana

Jos:
Claro

"Jos ha mandado su ubicación"

Alon:
Bien, te parece que pase a eso de las 2??

Jos:
Claro

Alón:
Ok, entonces nos vemos mañana, mi hermano me esta molestando con que quiere que vaya con el

Jos:
esta bien, nos vemos mañana

Alón:
Que descanses, Jos ;)

— ¿En serio, tanto drama por esto? —Alfredo le devolvió su celular, mirándolo con una ceja alzada.

Por como veía al ojimiel, creía que debía de haberle confesado a Alonso que soñaba con él o algo así, no una conversación tan casual que hasta llegaba a ser aburrida.

— ¡Tu no lo entiendes!, ¡nunca te has puesto nervioso al hablarle a un chico! —chilló, sentándose en la cama con el rostro rojo.

— Hm, no... ¡Porque no hay nada de que ponerse nervioso!, si solamente eres tu mismo, nada puede salir mal —le sonrió, intentando darle ánimos.

Le falló.

— Si solamente soy yo mismo, todo puede salir mal, ¡muy mal!.

— Debes calmarte. En serio, relájate. Alonso no debe de tardar en llegar y tu estas todo ansioso —le dijo como un simple comentario, pero logrando que José se levantara inmediatamente de la cama, alterado.

Русский (Russkiy) - JalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora