Capítulo 9: Nueva vida.

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                                                                  *CAPÍTULO 9*

(SHILEY VdP)

Estaba confusa, no tenía nada en la cabeza y por más que quisiera recordar algo, no había manera de recordar nada. Esos chicos no parecían mala gente pero ¿que excusa tienen para tenerme aquí encerrada? 

-Os he hecho una pregunta-dije de forma grosera.

-Shirley... ¿qué te ocurre?-me preguntó un chico rubio de ojos grises.

-¿Shirley?-pregunté confundida ¿sería ese mi nombre? algo estaba muy claro, esa gente me conocía.

-¡Pedro esto es tu culpa!- dijo un chico de pelo negro y ojos verdes-si no se hubiera dado ese dichoso golpe...

-¡Oye! ¿que querías que hiciera, que la dejara irse tal y como estaba?-dijo el tal Pedro indignado.

Me sentí algo mareada, de repente sentí mucha sed, miré hacia mis manos y estaban realmente pálidas. Me dejé caer sobre la cama y empecé a respirar entrecortadamente.

-¡Shirley! Dios, no seais estúpidos y pasadme las bolsas de sangre-dijo el chico pelo castaño y ojos grises.

Entró en la celda con bolsas de sangre en la mano. ¿Qué demonios iban a hacer con eso?

-Toma, bebe esto, te sentirás mejor-me dijo.

Me negué indiscutiblemente y el suspiró. Pinchó la bolsa y un chorro pequeño de sangre cayó al suelo, miré la sangre, por algún motivo se me hacía apetitosa entre más sangre se desperdiciaba más ansia tenía por beberla. Me dejé llevar y bebí de la bolsa, las tres primeras las bebí en segundos, pero en las dos siguientes las bebí más detenidamente, saboreándolas bien. Era deliciosa y entre más bebía más fuerte me sentía. Terminé la quinta bolsa y miré a los chicos.

-Creo que quiere más Jason-dijo Pedro mirando al rubio.

-Entonces iré a por más-dijo Jason y se fué.

Me sentí algo incómoda, no los conocía de nada pero me estaban tratándo bien.

-¿Qué hago aquí?- le pregunté al castaño que tenía al lado.

-Verás tú... bueno mejor te explicamos luego, soy David-me dijo con una sonrisa curvada.

Le devolví la sonrisa, ese chico era realmente guapo y parecía muy amable.

Unos minutos más tarde, Jason volvió con una bolsa diez veces más grande que las otras que me dió. La cogí, estaba calentita y era una sensación agradable empecé a beberla de una manera loca, esa era mucho más sabrosa que la anterior. Cuando acabé los chicos me miraron intrigados y yo les sonreí.

-Esta estaba mejor que la otra, gracias-sonrei con muchas ganas.

Ambos se relajaron y me miraron complacidos, me sentía muy agusto con ellos.

-Vamos un momento arriba, ¿que te parece si te das una ducha mientras?-me dijo el único chico al que no le sabía en nombre, tenía ojos verdes y su pelo era negro.

-Claro... tu eres...-dije algo confusa.

-Adrián-me dijo con una risita.

-Vale, si me decís donde está el baño...

-¡Ah! claro, no te acuerdas...-dijo Adrián apenado.

Salimos de aquel lugar en el que estaba la celda y me sorprendí al ver que estábamos bajo tierra, salimos al exterior y fuimos a la casa, no era muy grande pero se veía acogedora. Subímos a la planta de arriba y en la segunda puerta a la derecha estaba mi habitación, tenía baño propio y eso me gustó. Salieron de la habitación y me metí a la ducha.

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