*CAPÍTULO 16*
(SHIRLEY VdP)
Sentí que alguien se movía a mi lado y fui abriendo los ojos poco a poco. Intenté levantar la cabeza o al menos girarme pero el dolor de cabeza que tenía ere insoportable. Escuché el sonido de una puerta cerrándose y con mucho cuidado y esfuerzo conseguí incorporándose. El dolor que sentí al alzar la vista para saber dónde estaba me llegó como un latigazo produciéndome ganas de vomitar. Me contuve con muchísima fuerza de voluntad y cerré los ojos. Me calmé algo pero en seguida el malestar volvió más fuerte que antes. Todo me daba vueltas y ya no podía aguantar más las arcadas me ganaban. Cuándo sentí que alguien me cogía en brazos y me llevaba a alguna parte, me sentí mejor y el dolor y malestar disminuyeron. Me relajé y me dispuse a dormir cuándo un chorro de agua helada me cayó sobre el rostro. Abrí los ojos de golpe.
-Pero qué coño…-dije mirando al imbécil que había hecho eso. Vi a Esteban y me arrepentí de mis palabras. Me miraba bastante pálido, seguro que él estaba tan mal como yo. Le acaricié la mejilla con dulzura y él cerró los ojos agradecido.
-¿Estás bien?-me preguntó abriendo los ojos con pesar.
-He estado mejor…-le dije con una débil sonrisa-¿Tu?
-Bebiendo algo de sangre se me pasará-respondió cerrando la llave del agua.
Salimos algo mareados de la habitación y bebimos unas siente bolsas de sangre cada uno. Verdaderamente, la sangre reconforta a cualquiera, ya no me dolía apenas la cabeza y las ganas de vomitar desaparecieron por completo. A Esteban también la vi mejor, hasta ese momento no me había dado cuenta pero tenía su torso al desnudo, me sonrojé notablemente y me miré con desesperación. Solté un grito ahogado. Mi vestido estaba empapado y pegado a mi cuerpo marcando todas las curvas que tengo. El me miró intrigado y cuándo se dio cuenta de lo que me pasaba no pudo evitar mirarme embobado. No sabía ni qué hacer ni que decir, recriminarle que me mirara así no era justo ya que yo estaba con la mirada clavada en sus abdominales.
Estuvimos así varios minutos cuándo se me acordó.
-¡¡TENEMOS QUE IR AL INSTITUTO!!-grité exasperada, me precipité a las escaleras corriendo como una loca para llamar a los chicos y que me trajesen ropa seca. Esteban me miró divertido apoyado en el marco de la puerta. Al ver mi mirada de desesperación me sonrió ampliamente- ¿No me ayudas?-pregunté incrédula.
-Es que no te quería molestar, te ves muy ocupada-dijo acercándose y dándome un abrazo.
-¡Oh, vamos…! No es momento para esto-le dije algo molesta-no quiero llegar tarde…-dije apartándolo a de mí de manera algo brusca, su sonrisa se esfumó y me miró algo triste.-No te pongas así… pero es que vamos tarde y encima es el último día…-dije acariciándole la mejilla.
-No tenemos que ir a ningún lado-dijo sonriente, abrí los ojos como platos.
-¿Cómo qué no?-pregunté extrañada.
-Pues… Edgar me ha enviado un mensaje-dijo acercándose más a mí y agarrándome por la cintura-diciendo que no teníamos que ir hasta la tarde.-Dijo dándome un intenso beso.
-¿En serio?-pregunté agarrándolo del pelo y acercándolo un poco más a mí. Seguía estando mojada pero tenía un calor insoportable… Me toqué la mejilla y estaba ardiendo. Si seguía u rato más en aquella situación no podría resistirme mucho más. Le di un beso corto y me aparté de él.
-Mejor me voy a dar una ducha ¿si?-le dije con una sonrisa de culpabilidad, él se encogió de hombros.
-Ahora te llevo una camisa, no puedo dejar que te quedes sin ropa. En un rato salgo y te compro algo-dijo sin ninguna clase de expresión ¡Muy bien Shirley! ahora está enfadado… a ver como lo arreglo. Me fui al baño y tomé esa larga ducha que tanta falta me hacía, me sentí realmente tensa. Suspiré y vacié mi mente de todo tipo de pensamientos. Escuché unos ruidos fuera y me asusté, ¡Si acababa de entrar a la bañera! ¿Quién estaba allí? Me sequé rápidamente y me puse la camisa a las prisas. Salí de allí a las prisas y me encontré con un vestido violeta precioso. Me dio la sensación de que ya había pasado por algo parecido pero no le di importancia. Esteban había vuelto asique me puse el vestido y bajé al salón. Lo vi sentado en el sofá sin mirar a ningún punto fijo. Me miró y sonrió, me senté en su regazo y lo besé tiernamente.
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Corazón Inverso
VampiroShirley comete la locura más grande de su vida para poder estar con Edgar, su primer amor. Pero la pérdida de memoria que sufre, hace que su vida dé un giro demasiado drástico. Sus nuevos cambios tanto físicos como emocionales hacen de su vida y la...