Para Claus Pierce convertirse en un reconocido escritor significó también convertirse en un completo ermitaño, cuya vida se basada en mantener contacto con su madre, su perro y sus tres amigos de siempre. Sin embargo las cosas parecen querer dar un...
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Bling Bling
Los dedos de Claus dejaron de teclear en su computadora al escuchar un pequeño tintineo. Se levantó de su cómodo sofá color azul marino, caminando hacia la ventana para observar quien estaba afuera.
Fue ese instante en el que su vista no se fijó en la persona que escapaba en una bicicleta si no en lo que esa persona había dejado. Salió de su casa preguntándose el ¿porqué?, observó con recelo el periódico perfectamente enrollado y con un moño. ¿Pero quién era él para rechazar un periódico gratis?, encogiéndose de hombros lo tomó y se adentro a su casa. Sin embargo al sentarse para retomar su escritura, no pudo, su mente solo daba con ese maldito periódico.
Exasperado tomó el periódico de mala gana y le quitó el moño, por naturaleza el pedazo de papel se desenrolle y volvió a enrollar ligeramente. Lo ojeo por todas partes, leyó las noticias, las propuestas de trabajo, los cómics, nada interesante, hasta que dio con una última página que tenía tres palabras y una carita subrayadas con un marca texto rosa, una mueca se formó en su rostro; ¿Pero qué...?
Hola, mucho gusto :) era lo que decía el mensaje, frunció el ceño, y elevó la vista como pidiendo a alguien una explicación, posiblemente al techo de su casa. Lo que no sabía es que ese periódico no era el único que iba a ser entregado en su casa a las 5:00 am.
