L. El inicio de todo.

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Cuando Perrie terminó de lavarse la cara para despertarse, salió al pasillo del aún indeterminada apartamento estirando sus brazos y bostezando, sí, lavarse la cara no había ayudado. La verdad es que aún no entendía cómo se sentía tan cansada, probablemente se debía a que se había quedado hasta tarde terminando de desempacar. En el transcurso del día anterior había llegado temprano a la casa de Claus para trasladar sus cosas, Ada le había ayudado, Claus le había dedicado un pequeña sonrisa inexpresiva y el corgi la había perseguido en todo momento.Desde que llegó su primera impresión fue de asombro, el departamento de Claus era pequeño pero tenía un estilo tan peculiarmente sencillo que era increíble. 

Giró por el mini pasillo y entro a lo que había visto era la sala, no sabía porque pero la casa en realidad le daba confianza, era como si siempre hubiera vivido ahí, aunque sí, después de todo era un poco inexplicable como todo había sucedido tan rápido.

-Buenos días- su voz sonó un poco ronca por lo que carraspeó, aún se sentía medio dormida pero Claus la noche anterior le había dicho que en la mañana se reunirían para charlar sobre su acuerdo- y esas palabras le sonaron demasiado elegantes que quiso reírse, sin embargo la cara inexpresiva de Claus se lo impidió, ese hombre era más frío que el hielo.

-Buenos días- Claus giró su rostro para observar a Perrie, la examinó de arriba y abajo, acción que, para Perrie, se sintió como crítica. Se removió incómoda mirando su pijamada blanca y decidió sentarse en uno de los sofases azules, enfrente de donde se encontraba Claus.

-Se que nuestro contrato ya está listo y ya lo firmamos, pero quería hacerlo oficial en este momento- Perrie miró a Claus, su mirada recorrió lentamente deleitándose con su cabello café ondulado, sus ojos verdes, sus ojeras, su mandíbula, los labios finos y el pequeño rastro de barba, tenía que disculparse en serio, pero que ricura de hombre tenía al frente, tanto que su lado salvaje le decía que le saltara encima y...

-Perrie.- fue simple, pero eso la devolvió a la realidad-Las funciones especificadas en el contrato inician desde este momento, ¿entiendes?-se limitó a asentir, satisfecho Claus se levantó del sofá y desapareció por el pasillo.

Un contrato que no incluye besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora