Eras como la luz
en mi oscuridad.
Cuando estaba sola,
cuando ni siquiera
lo tenía a él,
tu estabas ahí.
Tenías debilidad por el alcohol
y los chistes malos.
Solíamos hablar por horas,
y,
de repente,
perdimos el contacto.
Recuerdo que la última
vez que hablamos,
te pregunté por él.
Me contaste que era feliz,
y tenía otra novia,
y rompí a llorar.
Tú me consolaste,
y recuerdo las palabras que me dijiste;
"El primer amor
nunca se olvida."
Y tenías tanta razón.
