Estás loca,
pero te adoro.
Nos hemos peleado,
como todas las amigas se pelean.
Y es que han sido tantos años.
Has estado ahí,
siempre.
Para hacerme reír,
para ofrecerme un hombro
en el que llorar.
Me has ayudado más
de lo que tú
o cualquiera
podría llegar a imaginar.
Sólo con decir una tontería,
me alegrabas el día.
Has estado
en mis mejores momentos
y en los peores.
Cuando yo estaba
hundida hasta el cuello
en aquel oscuro infierno
que tú ya conoces,
me ayudaste a salir.
Eres como el mar,
impredecible,
más profunda de lo que cualquiera
podría pensar
y,
en ocasiones,
tan distante
e inalcanzable como este.
Te he visto en tus mejores
y peores momentos.
Y quiero que sepas,
mi querida Angie,
que da igual todo lo que pase
o todo el tiempo que pase.
Estaré aquí siempre.
Da igual todo,
no importa el tiempo,
la gente,
las peleas,
nada.
Sólo dime ven,
y yo iré.
