VII- Aquí me quedo

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Nick despertó entre jadeos. Se incorporó y sitió arcadas. Un escalofrío recorrió su cuerpo entumecido de estar tanto tiempo tumbado.

Había tenido una horrible pesadilla. En ella, un lobo salvaje lo atacaba y lo hería de muerte mientras él intentaba escapar de entre sus garras con desesperación.

Volvió a recostarse sobre la cama.

"No es real. Todo ha sido un sueño"

Aún recordaba vívidamente cada detalle de la pesadilla; los colmillos del lobo, su mirada furiosa, el hedor que salía de su espeluznante boca...

Volvió a abrir los ojos lentamente mientras se calmaba y detenía su agitada respiración. Lo hizo con cierta dificultad y pudo apreciar que se encontraba en una sala grande con más camas a su alrededor y estanterías repletas de material médico.

No había duda, se encontraba en la enfermería y a juzgar por la poca luz que tenía la habitación, era todavía de noche. Tras echar un vistazo al reloj digital que siempre llevaba en la muñeca, corroboró que aún no había amanecido.

Se encontraba en un silencio absoluto. Aparte de él, no había nadie.

Se sentó sobre la cama y cruzó las piernas. Había conseguido calmarse en parte.

"¿Cómo he llegado hasta aquí?"­-se preguntó confundido

Como respuesta, sintió un dolor punzante en el pecho. Un poco asombrado se levantó la camiseta y descubrió que tenía vendajes que le cubrían un corte que no llegaba a distinguir.

"Ah ya veo" -pensó con amargura

La escena del combate le rondaba la cabeza una y otra vez. Aquella brutalidad que Brenda demostró con él. La manera en la que se ensañó con los golpes y finalmente con el arañazo.

Nick fue recordando. Le vino a la mente el momento en que le mordió la oreja a Brenda. El sabor metálico de la sangre que corría por su boca y la excitación que le produjo.

"¿Cómo pude hacer eso?" ­-pensó con asombro

Palpó los vendajes y presionó la herida con suavidad. Escocía bastante. Se puso una camiseta por encima para estar más a gusto.

Siguió inmerso en sus pensamientos. Se puso tenso al pensar en lo que Brenda le había pedido.

"¿O sea, que primero tiene ganas de matarme y luego quiere rollo? Desde luego a las hembras no hay quien las entienda"

Pero resulta que había perdido y eso significaba tener que concederle a Brenda lo que quería.

"¿Se supone que deba quejarme? ¿Acaso es algo malo? Solo espero que no me lo pida delante de Judy.." -pensó mientras se le cerraban de nuevo los ojos.

Aunque no tenía mucho sueño, acabo por dormirse de nuevo.

"Si al menos hubiese una tele..."

Pensó que con suerte alguien le visitaría por la mañana.



Se despertó unas horas después cuando alguien levantó una persiana de la habitación. Se tumbó boca arriba y al mirar al frente vio una cara que conocía bien.

-Nick. Nick. ¿Cómo te encuentras?

-Bien, creo. Solo estoy un poco aturdido -respondió con una sonrisa floja

-Menos mal. ¿Te duele mucho? -preguntó Judy señalándole la herida vendada.

-Qué va. No es nada -añadió fingiendo

Presa de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora