Los híbridos

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Habían llegado un Alangasaurus, un Indominus Rex y un Indoraptor.
-He traído las redes-dijo el hombre hurgando en su mochila.
-¡CORRED!-gritó desesperadamente el padre de Elisa.
¡AAAAAAHH!-chilló la madre de Elisa.
-¡Parad!-gritó Elisa.
El hombre les lanzó las redes a los híbridos, y varios Velociraptors y T-Rex se lanzaron a por ellos.
El Indoraptor chilló, el Indominus Rex rugió y el Alangasaurus rugió, dio pisotones y se cayó de espaldas.
¡Lo habían conseguido!
Salieron arrastrando a los híbridos afuera, y entonces el hombre se acordó del Stegoceratops, otro híbrido.
Pero entonces el Stegoceratops salió de repente al frente, como caído del cielo.
-Se me ha olvidado presentarme-dijo el hombre avergonzado.-Me llamo Íñigo.
-Bueno-suspiró Elisa.-¿Algo más?
-Sí, toma-Íñigo le dio un huevo de Velociraptor.
-Gracias-le agradeció Elisa.
Cuando Elisa volvió al hotel, se sintió feliz. Estaba sin palabras. Bueno, quizás con una: impresionante.
Ahora sí, estaba muy cansada, así que se puso el pijama y se metió en la cama.
Aquella noche Elisa pensó en Íñigo y sonrió. Le había enseñado muchas cosas.
Cuando Elisa se durmió, lo hizo satisfecha.

La isla de los dinosaurios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora