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Han Jisung volvía a su país natal después de pasar varios años en Malasia, no porque le plazca alejarse de su familia, la cual seguía viviendo allí, sino porque su padre quería que continuara la universidad en Corea. Su primera opción fue algo relacionado las artes, pero su padre se lo negó, su segunda opción era la ingeniería civil, matemática por donde mires y eso le gustaba.

Lo primero que hizo al llegar a Corea fue inscribirse en su universidad para luego pasar a recoger las llaves de su nuevo departamento en una de las residencias estudiantiles, la cuales estaban a no más de una cuadra del campus.

Camino tranquilamente hacia donde había dejado su auto cuando noto a un par de chicas que caminaban en dirección opuesta a él, señalándolo y susurrando entre ellas, reacción que era de esperarse ya que Jisung sabia portar la belleza de su persona además de sumarle su característica forma de vestir.

— Buen día señoritas — Dijo cuándo ellas pasaron a su lado, en tono amigable y con una amplia sonrisa. La respuesta que obtuvo fueron unos pequeños gritos de emoción de parte ellas, lo cual lo hizo sonreír

Jisung era atractivo, lo sabía, pero no se dejaba llevar por eso, al menos no la mayoría de las veces, siempre obtuvo lo que quiso, pero nunca se había realmente interesado, se aburría fácilmente, especialmente del clásico cliché de chica bonita, hueca, falsa y adinerada que siempre le merodeaba.

Al llegar se presentó como el nuevo ocupante del departamento 503 frente al portero y cuando comprobaron que así era subió por el elevador hacia el quinto piso. Le habían dicho que su departamento era el segundo a la izquierda así que sin pensarlo introdujo la llave en la cerradura, pero por alguna razón esta no cedía, al tercer o cuarto intento estaba por darse por vencido cuando una voz retumba en todo el pasillo.

— Disculpa, pero ¿Qué demonios haces intentando entrar a mi departamento?

Jisung totalmente sorprendido observó a la dueña de la voz. Su piel tenía un leve bronceado, sus ojos y largas pestañas se encontraban detrás de unos redondos y enormes anteojos, su cabello lo llevaba por encima de los hombros, pero había una pequeña y distintiva cualidad sobre su cabello, eran rizos, unos naturales, voluminosos y bien formados rizos castaños.

— ¿Eres sordo?

Jisung se había perdido en lo imponente que ella se veía. Se notaba a millas que ella no era coreana ni en lo más mínimo. Su pose era demandante, una expresión de "ya respóndeme, idiota" adornaba su rostro, ella se recargaba sobre el lado izquierdo de su cadera donde se posaba su mano, mientras que con la otra sostenía contra su pecho una laptop y varios papeles, y de su hombro colgaba su bolso.

— Yo... se supone que este es mi departamento — Jisung observaba el pequeño papel entre sus manos — Ahora es cuando nos damos cuenta de que nos han asignado como compañeros de departamento y debemos convivir.

— No seas idiota ¿Quieres? — Ella caminó en su dirección haciendo sonar sus tacones.

— Podría pasar.

— Seguro, si — Dijo sarcástica arrebatándole el papel a Jisung — Estas tratando de entrar en el departamento 502, el tuyo es ese — Dijo enseñándole algo sobre el papel a la vez que señalaba la puerta justo en frente de la que él intentaba abrir, la cual tenía un vistoso "503" sobre la puerta.

Jisung algo avergonzado intentó hablar, pero antes de hacerlo la chica pasó por delante de él, y abriendo la puerta mientras un adiós sin importancia salía de su boca.

— ¡Oye, no se tu nombre! — Exclamó mientras la puerta se cerraba.

Una risa se escuchó del otro lado.

— No es algo que necesites saber, desconocido que intentó entrar a mi departamento — Heji dejaba sus cosas sobre el escritorio y corría buscando ropa para cambiarse.

— Ahora somos vecinos, deberíamos presentarnos. Soy Han Jisung — Dijo en un tono elevado ya que una puerta y muros los separaban.

Por un momento no obtuvo respuesta.

— Puedes decirme Heji, un gusto — Dijo ella saliendo otra vez y caminaba al ascensor, pero ahora sus tacones eran reemplazados por zapatillas, su blusa y saco eran ahora una sudadera militar que apenas le llegaba a la cintura. Y se fue sin más, dejando a Jisung en un trance.


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Not a Cliche - Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora