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Park Jimin avanzaba con pasos lentos y pesados hacia la entrada del campo de instrucción militar. La larga fila de cadetes delante de él, todos en sus veinte, le hacían sentirse menos solo dentro de lo que cabían esperar.

Echó un vistazo al cielo, que se tornaba de colores grisáceos, tapando el sol de la mañana y oscureciendo el entorno.

Cuando llegó su turno dejó caer al suelo la pesada mochila que cargaba sobre su espalda, que parecía pesar más que él.

- Identidad.- Le dijo la mujer que estaba al otro lado de la cabina, con cara de pocos amigos.

- Cadete Park Jimin, veintidós años. Distrito, Busan.

- Puede pasar, a partir de ahora es el cadete 276. Bienvenido al centro de entrenamiento, recluta.

Se miró las botas, embarradas de esperar en el suelo por un rato, que todavía estaba húmedo por la lluvia que había caído.

Una vez dentro un superior le informó que debía ir a ponerse el uniforme como todos los demás.

Se encontraba tan perdido que decidió seguir a la multitud porque los cabos parecían tener un genio muy malo y no quería meterse en problemas el primer día.

Por suerte, pronto encontró dentro del pequeño edifico los vestidores. Dentro los hombres se estaban cambiando y algunos con el uniforme ya puesto hablaban descuidadamente. Parecía que él era el único que estaba nervioso y eso le intimidaba.

Buscó el número que le habían asignado para encontrar su casillero y lo encontró cerca de un grupo de hombres que parecían sacarle unos cuantos años más.

Él se acercó y se inclinó a saludarles al ver cómo se fijaban en él. Ellos se rieron sin darle importancia y continuaron a lo suyo.

Su ceño se frunció, pensando en lo desagradable que era la gente de allí. Acababa de llegar y ya odiaba ese sitio. Tampoco era que pensara hacer amigos, al fin y al cabo después del tiempo de preparación se iría a la guerra, pero siempre estaba bien contar con un apoyo, alguien en quien respaldarse.

Todo indicaba que allí no encontraría eso.

Desbloqueó la puerta del casillero y encontró dentro un uniforme bien plegado con estampado militar y un par de botas nuevas. También algo brillante al fondo. Comprobó que era una cadena reluciente con una placa plateada que indicaba su número.

Se cambió la ropa en seguida y se colocó la cadena por encima de la cabeza hasta dejarla caer en su cuello. La apretó con sus manos, aferrándose a ella. Su madre estaría orgullosa de él si le viera. Por último se colocó la chaqueta, que se dio cuenta, le venía unas tallas más grandes.

Suspiró rodando los ojos. Por culpa de su pequeña estatura la mayoría de la ropa le solía venir grande.

El grupo de hombres de su lado lo notaron y comenzaron a reírse de él. Jimin, molesto, se arremangó las mangas y se levantó, caminado con fuertes pisadas a la otra parte de los vestuarios.

Se sentó en uno de los banquillos con los brazos cruzados y esperó a que uno de los sargentos a cargo les dieran instrucciones de lo que hacer a continuación.

- Soy el sargento Shin. Bien, ahora os dividiremos en dos grupos, del número 1 al 150, a mi derecha. Del 151 al 300 a mi izquierda, ya.- Chilló el sargento a cargo con una potente voz.

Él se colocó en seguida a la izquierda, con toda la multitud. Por desgracia vio como los hombres que le molestaron también estaba en su mismo grupo. Decidió olvidarse de ellos y centrarse en hacer la tarea que le mandasen.

Bulletproof • Yoonmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora