• 11 •

3.8K 573 55
                                    

Habían pasado tres semanas y media desde que llegaron al nuevo campamento.

Ya tenían un satisfactorio plan de ataque que, seguramente, acabaría en una pequeña victoria para el Sur. Solo tenían que esperar órdenes para llevarlo a cabo. Pero entre tanto, el miedo recorría sus cuerpos, manteniéndoles alerta en todo momento, porque en cualquier instante les podían atacar.

Aquellas tres semanas fueron las peores que pasó en su vida, incluso peor que los meses de entrenamiento.

La comida le sabía a metal, enlatada y en pocas cantidades. Solo recibía una al día para tener provisiones. Si cometía algún error o desobedecía una orden se quedaba sin ella.

Las noches eran muy frías y los días demasiado calurosos, haciendo insoportable la estancia.

Les enseñaron a moverse por el bosque, a crear un cobijo para pasar la noche, en el que durmieron sobre el suelo.

Lo único que les daba esperanzas era la posibilidad de escribir una sola carta cada mes que pasara.

Vio como Taehyung se esmeraba mucho en la suya, pasando las horas frente al papel, meditando bien como plasmar sus palabras sobre la hoja. Jimin se preguntó a quién iría dedicada, a algún amigo, conocido... pero entonces, ¿por qué le ponía tanto empeño? Debía de ser alguien muy importante para él pero, fuera a quién fuese dirigida, Jimin no le preguntaría al ver el secretismo que guardaba.

Cuando la acabó, al crepúsculo, le dio el sobre a Jimin con la esperanza de que lo aceptara antes de enviarlo. Éste le miró extrañado al ver su cara, más seria que nunca, y el nombre a quién iba dirigida: Park Daehyung.

Jimin dejó ir toda su tensión en un largo suspiro. Si alguien debía estar con su hermana, quién mejor que él. Sabía que, si lograban salir con vida, la trataría igual de bien que a él. Al fin y al cabo, era un buen chico.

Le asintió, dándole su bendición y Taehyung le abrazó, conmocionado y contento por su respuesta.

- ¿Puedes añadirle también a la carta que yo estoy bien y que no se preocupen?

- ¿No vas a escribir a tu familia, Jimin?

Se separó de él preocupado a la vez que curioso, alzando una ceja. Le leyó el pensamiento de que quería aprovechar que él iba a escribir a su hermana y así dirigirse a otra persona.

- Si lo haces tú me harías ese gran favor que me debes por los conocimientos de las clases particulares.

- ¿A quién vas a escribir, Jimin?.- Respondió con los brazos en forma de asa, sospechando mientras el nombrado huía despidiéndose con la mano.- ¡Park Jimin, me dijiste que no tenías novia! ¡Maldito ligón de Busan!

La imagen que tenía de él seguía siendo la misma de chico picaflor y exitoso, pero la verdad era mucho más distinta a la ficción de Taehyung.

Jimin se sentó en una esquina del campamento, con la espalda apoyada sobre un árbol y el silencio de la naturaleza que le rodeaba. No supo como empezar pero, sin parar de mirar el reloj que escondía en su muñeca, bajo las largas mangas de la chaqueta militar, el lápiz se deslizaba solo por el papel y, pese a apoyarse sobre las rodillas, hacía los trazos de las letras lo más perfectos que pudo:

Para Min Yoongi,

Espero que esta carta no caiga en manos desconocidas, o enemigas, si es así no daré más información de la necesaria. Solo el verdadero Yoongi sabrá que lo que escribo ahora nos pertenece solo a nosotros dos.

Y también que echo de menos los días nublados del campamento, cuando me ensañaste a luchar de verdad. No he podido parar de pensar en lo que me dijiste en aquel gimnasio y, aunque nos lo estén ocultando, puede que sea cierto, ¿sabes?

Puede que dentro de unos días ya no vuelva a ver ese mismo feo sol, tapado por las nubes. O lo fatal que te quedan las bandanas en el pelo, o tu actitud de que todo te importa una mierda, o tus despedidas inexistentes, o tu horrible caligrafía sobre el papel del escritorio...

Pero, ¿sabes qué? Puede que también viva para contarlo y toda esta locura acabe algún día.

De una forma u otra, quiero que sepas que tengo tu reloj y tu foto, y no pienso devolvértelo hasta que nos veamos de nuevo. Si no lo logro, localiza mi cuerpo y quédate con lo tuyo.

Se me acaba el papel,

Park Jimin.

No estuvo al cien por ciento seguro de si era lo bastante buena ya que nunca había escrito ninguna, pero en seguida escuchó el pitido de recogida de cartas y volvió para entregarla al responsable. Se la dio entre las manos y, antes de soltarla, le dijo que era para un miembro del equipo de fuerzas especiales, señalando el nombre del sobre. El otro hombre le miró extrañado y le dijo que era imposible, su paradero era desconocido.

- Lo siento, chico. No pudo hacer nada por ti.- El hombre vio como su rostro decaía y retiraba la carta de sus manos con brusquedad. Sus ojos se volvían llorosos, había estado sobreviviendo por aquella carta. Era tan importante como su vida. El corresponsal lo entendió al instante, compadeciéndose por él.- Pero creo que hay alguien que sí puede. Un fiel compañero mío, irá en una misión para reunirse con un equipo de las fuerzas especiales. Si tu amigo Min Yoongi se encuentra entre ellos, podrá recibir la carta, aunque no te aseguro nada.

- ¿Lo dice de verdad?.- El otro le sonrió, asintiendo, y tomó la carta de nuevo.- Muchas gracias por el favor. No lo olvidaré.

- De nada, chico. Y buena suerte en la guerra.

Bulletproof • Yoonmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora