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Lo último que recordaba eran unas grandes manos que le nublaron la vista, hasta quedar completamente inconsciente.

Había despertado de nuevo en la tienda pero esta vez no le habían dejado ninguna caja de utensilios en la mesa. De hecho, solo estaba la cama.

Se intentó levantar pero se dio cuenta de que algo se lo impedía. Le habían esposado el pie izquierdo a una de las patas de la cama, para que no se pudiera mover de allí. Él soltó un pequeño grito de rabia, ahogado entre sus dientes juntos a la vez que maldecía al sargento.

Esperó unas horas allí dentro, con el único entretenimiento de intentar quitarse las esposas del tobillo, con todos sus intentos fallidos.

Oyó a alguien hablar fuera con otro, seguramente uno de los hombres que habían mandado a la entrada para vigilarle.

Jimin se sentó en la cama con el ceño fruncido, el pelo revuelto y los brazos cruzados. De no haber sido por el uniforme militar, parecería un niño enfadado. Pero su rostro cambió de molesto a sorprendido en el instante en que la voz que hablaba entró dentro.

- Park Jimin en persona. No sé si me recuerdas, pero soy Jaehyung, el instructor temporal que estuvo en tu grupo durante el tiempo de entrenamiento.

Por supuesto que Jimin le recordaba. Y también el concurso de tiro, que ganó por Tae. Fue la primera vez que hablaron y él le felicitó. También fue la primera vez en la que tuvo a Yoongi tan cerca de él, mirándole sin apartar los ojos mientras disparaba sin parar.

- Me alegra que volvamos a encontrarnos.- El otro se sentó a su lado y le tendió una mano, que Jimin estrechó con gusto.- Aunque sea en estas condiciones.

- He oído que has dado mucha guerra nada más llegar. El sargento Shin no está nada contento contigo. Te quería expulsar del campamento y enviarte a la guerra de nuevo, pero muchas personas se pusieron en contra. Tienes más aliados de los que piensas, Jimin.

- El sargento Shin me puede-

- ¡Eh, alto!.- Levantó las manos, alarmado de que los de fuera pudieran escuchar las palabras malsonantes que Jimin iba a decir y bajó un poco la voz.- No vengo a defender lo que hizo, ni mucho menos. Sé cómo te sientes, ha sido horrible. Ninguna victoria lo justifica. Por cierto, tengo algo para ti.

Rebuscó en el bolsillo de su chaqueta hasta sacar un fino sobre arrugado y doblado en una de las esquinas. Se lo entregó en las manos, muy sonriente.

- Es de Yoongi, me pidió que te la diese.- Jimin abrió mucho los ojos y la boca para preguntarle algo pero él le interrumpió.- Sé que tendrás muchas preguntas sobre él, pero lo siento mucho, no puedo responderte. Cosas sobre su paradero, su estado e incluso si sigue vivo, no puedo decirlas porque ni siquiera yo las sé.

- ¿A qué se debe eso?

- Fallé en mi misión y ahora me han descendido.- Su voz se volvió triste y sus cejas decayeron, dándole un aspecto agotado.- Soy sargento, como Shin y por eso he decidido liberarte de tus cadenas. Lo malo es que tendrás que quedar recluido por un par de días como castigo.

Jaehyung le quitó las esposas con una pequeña llave y, en cuanto lo hizo, Jimin se frotó el tobillo adolorido y enrojecido, sin soltar la carta de las manos. Quiso preguntarle de qué trataba la misión que había fallado y por qué conocía su relación con Yoongi, pero se contuvo al pensar que él mismo se lo habría contado, aquel hombre seguramente era muy cercano a él.

- Gracias, sargento.- Se irguió, llevándose una mano bien recta a la frente, para mostrarle respeto a su superior. Lo hizo para que el otro no se sintiera mal por que le hubieran descendido. Le hizo saber que valía más que Shin para ser su líder.

- Descanse.

Jaehyung hizo una pequeña reverencia antes de salir que Jimin correspondió más que agradecido.

Cuando el silencio reinó de nuevo, miró la carta que sostenía con ambas manos. Los rebordes desgastados y el papel arrugado le hizo pensar que aquella carta provenía desde muy lejos y había pasado por muchas manos antes de llegar a él. Pero ninguna conocería su interior. Ninguna excepto él.

Estuvo ansioso por abrirla, pero también se moría de miedo. Se la llevó al corazón y cerró los ojos, tratando de sentir su calor, como si Yoongi estuviera ahí con él, sentado en la cama, acariciando su brazo tal y como lo había estado meses atrás.

Sus manos empezaron a sudar levemente al abrir con cuidado el sobre, no quería dañar el papel de dentro. Sonrió al reconocer su letra tan desordenada y rápida, con un desnivel entre las líneas tan característico de él.

Hola, Jimin,

Iba a preguntarte si estabas bien pero ha sido una estupidez por dos grandes razones. Una, seguro que no lo estás, y dos, no estás aquí para contestarme.

Yo, bueno, me odio a mí mismo cada día. Y no, no es por todos los hombres a los que he tenido que asesinar en la guerra, si hiciera una lista sería tan larga que necesitaría varias hojas de papel y una letra decente. Y tú me odiarías si la leyeras.

Pero no, claro que no es por eso. Si te contase el verdadero motivo me odiarías aún más. Pero te lo contaré. He decidido hacerlo.

Me odio a mí mismo por la simple y jodida razón de que me he enamorado de ti, Jimin.

No me malinterpretes, no me odio por quererte, es por hacerlo y no poder estar a tu lado. Es por enamorarme tanto y dejarte esa carga, que espero que no te haga tan infeliz como a mí.

Tú vas a sobrevivir a esto ileso, lo sé. Me lo vas a prometer. Aplica las técnicas de combate que te enseñé y no dejes que nadie te dañe ni un poco. De esa forma volverás a ver ese cielo gris que tan poco te gusta, a tu familia y vestirás ropa que te quede bien, enano.

Yo, en cambio, te prometo que voy a volver a verte, Park Jimin. Seguro que te mueres por ver otra vez lo sexys que me quedan las bandanas en el pelo, o mi increíble personalidad. Y ahora ya estás viendo mi correcta caligrafía sobre el papel.

Y si no te gusta todo lo que te he dicho, te jodes, porque me he pasado días pensándolo.

P.D: Ni se te ocurra perder el reloj o la foto, niño tonto.

Aquí tienes mi despedida existente,

Min Yoongi.

Jimin acabó de leer la carta y se acostó en la cama, con el trozo de papel recostado sobre su mejilla, encima de la almohada. Y así acabó por dormirse antes de tener que procesar las palabras de Yoongi y dejar que las lágrimas las estropeasen, diluyendo la tinta.

Bulletproof • Yoonmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora