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En la noche no habían dicho nada más, la decisión ya había sido tomada. Jace estaba feliz, Magnus estaba brillando, Alec sonreía más de lo normal...Sebastián...

Sebastián estaba enojado, y lo había demostrado justo esa noche.

– ¡Necesito hablar contigo Alexander! – La voz del rubio y más el fuerte golpe que dio en la puerta, hizo saltar a ambos compañeros de cuarto.

– Uuuh... ¿Qué te llama 'Alexander' y te viene a reclamar por abandono? – A Magnus le molestaba el tipo, pero esta vez podía muy bien divertirse con la situación.

Al fin y al cabo, el mismo Lightwood los había registrado.

Alec estaba algo fastidiado, sin saber muy bien el por qué, por lo tanto abrió la puerta con desdén, sin dejar que el otro entrara o que el pelinegro saliera de la habitación.

– Al parecer te enteraste que me registré con Magnus. – Alec agachó la cabeza, medio apenado.

Pero no arrepentido.

– Habíamos quedado, tu y yo, no entiendo por qué al final registraste a ese tipo en vez de a mí.

– Lo siento Sebastián, debí haberte dicho pero la cosa es que, ya había quedado con él antes que tú.

Magnus soltó una carcajada en su cama, disimulando que veía algo en su celular; sin embargo, estaba lleno de euforia por la cólera del rubio.

– Bien. – Contestó secamente, tratando de ignorar al moreno. – De cualquier forma, mañana podemos estar juntos ya en el parque de diversiones.

La sonrisa extraña que hizo Sebastián contagió un poco a Alec, tal vez le seguía gustando el chico aunque debía de aceptar que no estaba mucho en sus planes la oferta que le hizo.

Después de que le diera otro beso en la mejilla, el rubio se fue derrotado, mientras que Magnus y Alec arreglaron sus cosas para el día siguiente.

– ¿Te subirás a los juegos? – Preguntó Alec mientras se acostaba.

– No lo creo, le tengo miedo a las alturas.

– ¿Te meterás al mar?

– Tal vez meta los pies, me da ansia el océano.

– ¿Entonces a qué irás? – Magnus pensó en la respuesta para esa pregunta.

En realidad él no quería ir y Alec lo sabía, prácticamente no iba a hacer mucho allá, más que caminar y broncear de más su piel.

– A tomar el sol... Pero en sí voy por ti. – Contestó sinceramente.

Magnus apagó las luces y se acostó para quedarse dormido inmediatamente; sin embargo, Alec, que ya no había dicho nada, se había quedado pensando.

Esa respuesta le había causado un tic en el pecho, el cual se le quitó después de un rato, al pensar que él quería subirse a todos los juegos, quería meterse al mar, entre otras cosas que tal vez Magnus no iba a querer hacer.

Eran muy diferentes, no había mucho que decir respecto a eso.

Al día siguiente, los camiones esperaban desde temprano afuera de la escuela, era una hora de camino pero, relativamente era rápido el viaje.

Alec había juntado el kit de Magnus con el suyo, para no cargar dos mochilas, por lo tanto, el moreno solo llevaba en sus bolsillos, su celular, cartera y audífonos.

Escogieron sus lugares a mitad del camión, ésta vez no habían discutido quién se sentaría del lado de la ventana; ya que, Alec prefería el lado del pasillo.

POLOS OPUESTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora