3.4K 288 26
                                    

– ¿Por qué no lo has hecho? – Preguntó con molestia Magnus a su amigo peliverde.

Ya había pasado un día de clases y todos ya se habían burlado en sus narices por la grandísima foto que dejaba en mala posición la relación del moreno y Alec.

Sebastián y Camille habían estado hablando con todos sus amigos y demás, entre burlas y más chismes que simplemente eran insoportables.

– Estoy editándolo. – Contestó con simpleza, mientras le hablaba a Raphael con la mano.

– ¿Editar? ¿De qué hablas? Solo tenías que hacer una llamada. – Comentó Alec ladeando la cabeza.

– El plan era que te hicieras pasar por un maestro y marcarle a sus papás. – Dijo el asiático con extrañeza.

– Y decir que le habías reportado por tener sexo en los baños con dos estudiantes. – Continuó diciendo el pelinegro.

– Sé cuál era el plan. – Ragnor hizo una sonrisa de lado, peligrosa. – Encontré un material más... Divertido.

– Me metí a su cuarto para buscar pruebas para incriminarlo pero se nos ocurrió algo aún mejor. – Habló ahora Raphael mientras se sentaba en las piernas del peliverde.

Cuando Alec había llegado a la escuela, no se había dado cuenta de la cercanía de los mejores amigos de su ahora novio, pero cuando se enteró se sintió muy alegre; ya que, esos dos chicos también eran totalmente diferentes y llevaban una sincera relación desde la secundaria.

– Me están dando miedo. – Declaró Alec, pasó sus brazos encima de los hombros de Magnus, halándolo hacia su torso para abrazarlo perfectamente.

– Están planeando algo demasiado malévolo, tampoco quiero que se metan en problemas. – El moreno colocó sus manos sobre los brazos que le rodeaban, sobándolos y sintiéndose querido.

– Si Sebastián salió impune con lo que hizo, créeme que nosotros estaremos bien. – Dijo Ragnor con la misma sonrisa traviesa.

– Aparte se metió contigo desde antes, tiene que recibir un poco de su propia medicina, solo esperen a mañana en la reunión que habrá en el auditorio.

Raphael se reacomodó entre los brazos de su novio para luego dejar un beso en su mejilla. Mientras que Magnus volteaba la mirada hacia el pelinegro, sabiendo que algo muy alocado iba a pasar al día siguiente.

Después de las arduas y cansadas clases, y de haber platicado con la pareja perversa hasta que se hiciera de noche, Alec regresó a su cuarto con su mano entrelazada con la de Magnus.

Últimamente se habían vuelto muy unidos, a pesar de que discutían por cosas triviales, porque en muchas cosas no concordaban, tenían un fuerte lazo de cariño entre ellos.

– Inicié el día mal, pero si termina contigo entre mis brazos, me hará olvidarlo. – Dijo el moreno sentándose en la cama del pelinegro, aun sosteniendo su mano.

– Eres un cursi. – Sus mejillas se calentaron pero aun así se acercó a la frente contraria para dejarle un casto beso.

– Y tú un serio. – Soltaron una pequeña carcajada.

– Que conste que tú estás empezando. – Estando de pie, Alec se colocó entre las piernas contrarias, rodeando su cuello, mientras que el otro apresaba su cintura con sus brazos.

– Es porque te quiero muchísimo. – Magnus inhaló el rico aroma de su chico, pegando así su nariz sobre la ropa del pelinegro, pero sintiendo sus duros abdominales.

POLOS OPUESTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora