Capitulo 6 "¿¡Tres meses junto a Dragneel!?"

4.1K 239 26
                                    

La luz del sol se colaba a través de las cortinas de mi habitación, caliente y opresiva, como si quisiera recordarme que el día comenzaba con la misma intensidad con la que terminó la noche. Abrí los ojos lentamente, un destello de sueño aún pesando en mis párpados. Me estiré en la cama, los músculos tensándose mientras mis dedos rozaban el cabecero. Sentía una calma extraña, falsa, como la quietud antes de una tormenta. Giré la cabeza y miré a Levy. Estaba dormida, su rostro apacible como si no hubiera preocupaciones en el mundo. Algo que, obviamente, no podía decir de mí.

Me levanté con cuidado para no despertarla y caminé hacia el placar. Escogí ropa casi de manera automática: unos jeans negros ajustados, una remera blanca con el logo de Batman, y zapatillas negras con abrojos. Era simple, pero funcional. No necesitaba más. En el baño, dejé que el agua caliente recorriera mi piel, borrando el peso invisible que parecía adherirse a mi cuerpo desde que todo comenzó. 

**La casa estaba en silencio, pero no me dejé engañar. No era la tranquilidad la que gobernaba, sino la ausencia. Una ausencia que pesaba, tangible como una sombra.** Me maquillé frente al espejo con precisión casi mecánica: rímel negro para alargar mis pestañas y brillo labial cremoso que daba a mis labios un toque de vida. Mi cabello lacio caía perfectamente sobre mis hombros después de plancharlo, la imagen de alguien en control absoluto. Aunque por dentro, todo era un desastre. 

Cuando volví a la habitación, Levy estaba despierta, sentada frente al espejo, peinándose su cabello azul. Sus ojos se encontraron con los míos a través del reflejo, y su sonrisa maliciosa fue todo lo que necesité para saber que me iba a molestar. 

—¿Para quién te arreglas así, Lucy? —preguntó con un tono burlón, su voz jugueteando con el borde de la provocación. 

Rodé los ojos y le respondí mientras buscaba mi bolso. —Por favor, Levy. Esto es *normal*. 

—Ajá. Claro —respondió entre risas, como si supiera algo que yo no quería admitir. 

Escogí un bolso negro de cuero con rosas y calaveras. Era mi favorito. Mientras lo llenaba con lo esencial, un zumbido proveniente de mi celular me distrajo. **Un mensaje. Luego otro. Y otro.** 

El primero era de Loke, recordándome la dirección de la fiesta de Cana. El segundo, de la misma Cana, diciéndome que me vistiera sexy y que llevara a mi "guardaespaldas". Rodé los ojos ante su descaro, pero fue el tercero el que hizo que mi piel se erizara. 

"Te ves hermosa." 

**Un número desconocido.** 

El aire se volvió más pesado, como si alguien hubiera robado el oxígeno de la habitación. Miré el reloj del celular. 10:07 AM. El mensaje había llegado dos minutos antes. Sentí una corriente helada recorrer mi espalda. ¿Quién lo había enviado? 

Me acerqué al ventanal y lo abrí con lentitud, dejando que el aire frío del exterior golpeara mi rostro. Miré al jardín y solo vi a Capricornio, quien estaba lavando uno de los autos. Alzó la vista hacia mí. 

—Buenos días, señorita Lucy. 

Le devolví el saludo con una sonrisa tensa antes de volver a entrar y cerrar las cortinas tras de mí. Guardé el celular en mi bolso y traté de ahogar la inquietud que palpitaba en mi pecho. **No era nada. No podía ser nada.** 

Pero sabía que lo era. 

Cuando bajé al comedor, mi madre estaba sentada junto a Levy, tomando té. Me saludó con su usual calidez, pero su siguiente frase me dejó congelada. 

—Tu padre y yo nos iremos de viaje por unos meses. Será a América, por temas de negocios. 

—¿Cuánto tiempo? —pregunté, sintiendo cómo la tensión comenzaba a acumularse en mis hombros. 

—Tres meses —respondió tranquilamente, como si fuera algo trivial. 

Quise protestar, pero fue entonces cuando dejó caer la bomba. 

—Mientras estemos fuera, Natsu seguirá acompañándote. No como guardaespaldas, claro, sino como… compañía. 

**Compañía.** 

Esa palabra resonó en mi mente como una amenaza velada. Mi madre no entendía lo que significaba tener a Dragneel cerca. No era compañía. Era un depredador acechando, alguien que no sabía cómo apartarse de los límites. 

—¿Estás bromeando, verdad? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras sentía mi paciencia desmoronarse. 

—Es decisión de tu padre, Lucy. Pero puedes considerarlo un favor. Además, siempre puedes contar con Virgo y Capricornio. 

**Un favor. Tenerlo cerca era un castigo, no un favor.** 

Terminé mi desayuno con un nudo en el estómago, sabiendo que la noche sería larga y llena de desafíos. No era solo la fiesta. Era él. La sombra constante que parecía seguirme, incluso en los momentos en que no estaba físicamente presente. 

Cuando llegamos al salón esa noche, todo parecía perfecto: luces, música, risas. Pero entonces, las palabras de Cana atravesaron el ruido como un puñal. 

—Vi a tu guardaespaldas hace media hora. Pensé que ya habías llegado. 

**Mi corazón se detuvo.** 

—¿Qué? —pregunté, con la voz apenas saliendo de mis labios. 

Y entonces lo sentí. **Esa presencia.** No necesitaba buscarlo para saber que estaba allí, en algún rincón oscuro, esperando. Observando. 

Un Dragon como Guardaespaldas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora