No me contesta. Le escribí hace dos minutos y no me contesta. Pero si está todo el día con el bendito aparato, ¿me está ignorando? Necesito que me diga si quiere la pasta con salsa o no porque no quiero andar con mil vueltas. Tres minutos van y sigue sin contestar.
Saco un pilón de hojas del portafolio. Veinte, cuarenta, sesenta hojas. Si las tengo listas para mañana probablemente tenga tiempo libre para mirar una serie. Ah no, esperá, tengo que hacer un informe sobre el rendimiento escolar de los alumnos en este último trimestre. Bueno, quizás si hago todo rapidito puedo hacerme un hueco y terminar el libro que arranqué a leer el mes pasado.
Cinco minutos, ¿qué pasa?
—Papá, ¡ya llegué! —dice Bruno entrando en la cocina.
—¿Tanto te cuesta responder un mensaje?
—¿Por qué estás tan alterado? —dice riéndose.
—¿Para qué te compré un celular?
—Te estaba por responder pero justo estaba a dos cuadras, no valía la pena sacar el celular y arriesgarme a que me lo roben. Además te venía a invitar a comer pizza afuera —y deja su mochila sobre una silla.
—¿Un lunes? ¿Comer afuera un lunes?
—Sí, ¿es un pecado o algo así?
—¿Pero vos tenés idea de todo lo que tengo para hacer?
—Pero para distender un poco, papá. Dale, me pagaron el trabajo que hice el fin de semana, salgamos un poco.
—Estoy cansado, hijo. No estoy para salir un día de semana.
—Pero es sólo ir a comer pizza, no vamos a hacer gira por todos los cabarets de la ciudad —dice sentándose.
—Pero tengo que corregir para entregar las planillas.
—La fecha de entrega de planillas es la semana que viene, papá. Agarrá tu abrigo y apagá la cocina así nos vamos.
—¡TE DIJE QUE NO!
Me toco la cara. Tengo los pómulos mojados. Llorar es como entregar al mundo un pedacito de uno para que hagan lo que quieran con eso que expulsamos y ya no nos sirve.
Bruno está atónito, shockeado. No entiende nada. Nunca me había visto así. Y yo tampoco.
Me siento, tomo un vaso de agua que me alcanza él, respiro.
—¿Estás bien? —pregunta un tanto temeroso.
—Sí. No sé, son muchas cosas y siento que el tiempo no me alcanza. Me sobrepasa. Perdoname, hijo.
—No te preocupes, papá. Esto también pasará.
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Profesor Merlí: Esto también pasará
FanficEl profesor de filosofía más querido del momento nos cuenta la historia de diferentes alumnos que acuden a él (y a su comunidad virtual) en búsqueda de apoyo y ayuda sobre las temáticas bullying, relaciones tóxicas, trastornos alimenticios, depresió...