Capítulo Nueve

602 81 14
                                    

Ese día había guardado su asiento como lo había hecho en las últimas semanas.

Descubrí que Otto estaba en la universidad, me llevaba solo dos años. Le gustaba la papaya, recuerdo que hice un gesto de desagrado al escuchar eso, provocando que él riera.

Teníamos gustos musicales similares, ese día llevé mi álbum favorito para que él lo escuchara.

Eramos amigos.

Otto pecoso era mi amigo. Uno muy guapo.

Aunque cada vez que lo veía deseaba que algún día llegáramos a ser algo más que amigos.

Todo por sus encantadoras sonrisas que esbozaba a cada rato.

Era un chico inteligente, estudiante de ingeniería, amable y humilde, gracioso a su modo, pero caballeroso. Era extrovertido y los silencios no existían cuando estaba a mi lado en el autobús, siempre tenía algo que decir.

Creo que eso era lo que me encantaba de Otto pecoso.

El castaño había subido al autobús, quité la mochila para que se sentara a mi lado, pero una señora se adelantó y lo tomó.

—Disculpe, pero ese lugar es de mi amigo.

—Ah, no, niña. Mis pies me duelen y no pienso moverme.

Otto pasó y me miró, sonrió divertido y me guiñó el ojo para que no me preocupara, se sentó a la par de un señor.

Bufé en mi lugar. Señor más suertudo.



Encuentros pecosos |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora