4.- El loto y su tristeza

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Dos días antes, Pucca se quedó triste, observando como su amado partía a una peligrosa misión

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Dos días antes, Pucca se quedó triste, observando como su amado partía a una peligrosa misión. Se encontraba tan triste, que prefirió saltar de techo en techo hasta llegar a la ventana de su cuarto, no quería que absolutamente nadie la viera entrar al lugar, así que esa fue la mejor opción para hacerlo. Pero de ante mano, sabemos que no todo pasa como uno lo planea.

Una vez que diviso su balcón, salto hábilmente entrando por la ventana a su cuarto y una vez dentro se dejó caer pesadamente contra su cama, pensando en lo genial que se veía Tobe, al partir seguido de sus ninjas.
Suspiro fuertemente, notando como el olor de Tobe se avía impregnado en su ropa e invadía sus pulmones llenándolos de tan exquisita y varonil fragancia.

—¡¡¡hoo.. Tobe!!! ¿Qué voy a hacer? — se preguntó a sí misma. Hundiendo su cara en la almohada.

El sonido de la puerta la saco de sus pensamientos, era su querida amiga Ching, quien venía a visitarla, pero Pucca ni siquiera se molestó en ver de quien se trataba.

—hola... Pucca ¿Qué te sucede? — pregunto Ching preocupada, pero sin esperar una repuesta prosiguió — ¡¡Ommo!!... Ya sé, ¿es por Tobe cierto? —

Pucca asintió, aun con su rostro en la almohada

—¡¡oh... querida!! Y ¿¡por qué no dejas de hacerle caso a los demás!?, tú no amas a Tobe y no pueden, de ningún modo, obligarte a casarte con él— exclamo Ching sumamente enojada.

—¡¡aah!!— suspiro con pesadez —no es tan fácil Ching— contesto Pucca muy tristemente mientras se reincorporaba, sentándose en el borde de la cama, acción que fue imitada por la chica de la gallina en la cabeza al sentarse también.

—no puedo decírselo a Tobe... él tiene que proteger la aldea a como de lugar, por eso es que estoy con él, por eso soy su prometida, ¿no?— exclamó cansada —además Garu, Abyo, tú y yo le debemos nuestra vida a Tobe— su cara paso de tristeza a una melancolía incalculable. —paso por cosas tan terribles a los 13 años, solo por protegernos, sin pedirnos nada cambió y aun así hipócritamente muchos hablaban de él diciendo cosas horribles yo... yo... No sé qué pensar... No creo que esto sea correcto— la culpabilidad se reflejaba en su rostro.

—¿segura que es por eso?, o acaso... ¿Te estás enamorando de él?— esta conversación, paso a ser del interés de Ching

—¡¡hag!! Me siento así por culpa de Garu ¡ok!— levanto su tono de voz y también se levantó de su cama dirigiéndose a un cajón de su ropero, al abrirlo saco una carta y se la entregó a su amiga.
Ching llena de curiosidad, rápidamente extendió su mano, la tomó y la abrió

—¡¡oh!! Por dios— dijo Ching sorprendida — ¿desde cuándo ha estado sucediendo esto? — pregunto aún más asombrada.

—¡unos 3 meses!— contesto Pucca apenada, sacando un paquete con 20 cartas más— empezó en la semana en la que Tobe me propuso matrimonio.

El loto y el dragón. (tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora