6. Mi amigo

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¿Acaso me ha ocurrido un milagro? Acaso... ¿Esto es real? ¿No es una alucinación? Tal vez... ¿Otro recuerdo?

En verdad ese chico de delantal naranja y una gorra gris es... ¿Mi mejor amigo?

Me quedé pasmado, sin palabras, como si hubiera visto un fantasma, pero él, él era el que en realidad veía uno disfrazado en otra piel, ¡amigo! ¡Lalo! ¡Cuánto tiempo ha pasado ya! ¿Cómo has estado? ¿Eres feliz? ¿Ahora trabajas aquí? ¿Te pagan lo suficiente?

Son tantas preguntas y emociones, pero no puedo decirlas, ninguna, para él, ahora soy sólo un cliente más hambriento.

— ¿Disculpe? ¿Amigo?...

— ¿Amigo?... — respondí tartamudeando, no podía parar de mirar su cara.

— Ahh... Sí, ¿está usted bien?... ¿Acaso hay algo raro con mi cara? — sacó su celular para luego verse en la pantalla — Oh, descuide, si come aquí no tendrá su rostro como el mío — soltó una risa, puso una mano en su nunca y con la otra guardó su celular. — En fin, ¿entrará a probar nuestra comida?

De pronto reaccioné, esa risa, la voz, los mismos chistes que él hacía, su humor, su nombre... No me cabía ya la más mínima duda, era él, ¿ha sido pura suerte o coincidencia haberlo encontrado tan fácilmente?

— Ah... ¿Tú siempre... Haces esos chistes a menudo?

Ahora que lo he encontrado, no lo dejaré ir, no otra vez. Debo de averiguar todo sobre él, han pasado tres años desde que nos separamos, se ve completamente diferente, hablando físicamente.

Se ve más delgado, pálido, grandes ojeras, piel manchada y con arrugas faciales, pero... ¿Qué no deberíamos tener la misma edad? Parece alguien mayor, aunque su personalidad sigue siendo la de un niño.

— ¿Chistes? ¡Ah! Mis chistes... — soltó una sonrisa algo apenada — Lo son... Pero si le molestan, no los escuchará más de mi par-...

— No, de hecho, creo que tienen algo de gracia... Entraré a comer a este puesto, sólo porque me llamó la atención esa carne, ¿cómo era su nombre? ¿Gyu...?

— ¿Gyudon? ¡Oh! ¡Claro! ¡Haré que le sirvan una gran porción de ella! ¡Adelante! Por favor.

— Pero... Espere, hay... Un pequeño problema...

— ¿Problema? ¿Qué tipo de problema? ¿Puedo ayudar en algo?

Esa expresión en su rostro, muestra preocupación, angustia... Hace mucho no veía algo así. Ya veo a lo que se refería Cindy al decir que valorara lo que tenía, realmente lo extrañaba y, ahora sufro las consecuencias.

— Yo... Soy un turista, vengo de un país muy... Lejano, sí, ehh, ¡Yugoslavia! Mi dinero no es válido en esta parte del mundo, así que no tendría con qué pegarle tal aperitivo.

— Ah, es eso...

¿Cómo le explicarías a alguien que hace tres años era tu mejor amigo y que después de enloquecer, parar en la calle y morir sin recordarlo, mágicamente resucitaste en un chico que no sabes ni quién es, que todos los recuerdos que tenías antes se han borrado, y que si en veintiocho días no logras recordarlos todos y remendar de igual forma tus errores del pasado te irás al "vacío"?

Era mejor no decir nada, ganar su confianza, luego decirle todo.

"Yugoslavia" fue lo primero que se me vino a la mente. Por lo del dinero, no tenía ni un centavo, tal vez si decía que mi dinero era inválido, me dejaría comer gratis, Lalo es muy servicial y bondadoso, comprenderá mi situación.

— No hay problema, vienen muchos turistas por aquí al igual que usted, puede cambiarlos en ese puesto de allí, cuando lo haga y regrese, su comida ya estará en su mesa. — sonrió. — ¡Suerte! ¡Su comida lo espera en la mesa seis!

En verdad nunca me esperé ese tipo de respuesta.

— Ah, que buena noticia... — dije tartamudeando, ¿qué hago ahora? ¡Piensa algo rápido! — ¡Pero espere! Es que... No quisiera cambiarlo, ¿sabe? Soy muy apegado a mi país, realmente, me sentiría sumamente ofendido si tuviera que cambiar... — Me acerqué a él a la altura de sus oídos — Tanto dinero. — Le susurré.

— Oh, ya veo, debe venir de un gran país con grandes ofertas económicas.

¿Lo creyó? ¿Me dejará comer gratis? Muero de hambre, por favor.

— De acuerdo, hagamos esto, le daré su comida totalmente gratis, — sacó una pequeña libreta de notas y una pluma, asegurando que escribiría algo — y luego, cuando esté de regreso en su país, cambia el dinero ahí mismo, me envía a mi cuenta bancaria el dinero que me debe, ¡y listo! ¡Todos felices! ¿Está de acuerdo con ello?

A este chico no se le escapa nada, pero, ¡ah! ¿Cómo se le ocurre aceptar un trato de un extraño? ¡No es confiable! ¡Lalo!

— Me... ¡Parece perfecto! Yo le enviaré ese dinero, pero primero, en verdad quisiera comer... — ¿Cómo se supone que le daré dinero que no existe? ¡No! ¿¡Cómo es que en verdad me ha creído todo!?

— ¡Oh! Sí, claro, ¡su comida saldrá de inmediato! Joven... ¿Cuál es su nombre?

— Ah... Me llamo Adrián...

¿¡Qué!? ¡Est*pido! ¡Debías haberte inventado ya otro nombre!

— ¿Adrián?... Baya, hace tiempo no escuchaba ese nombre, ¿cuánto? Ya hace... Tres años... ¡En fin! No importa, su mesa es la seis, ahora le llevo su comida.

¿Aún... Me recuerda?

— ¡Ah! ¿Usted tiene ya un lugar dónde pasar lo noche?

— ¿La noche?... Ah, no, aún no...

— Si gusta, puede dormir en mi casa, claro, si no le incomoda, sé que apenas y me conoce y eso, pero siento como si ya lo conociera de hace mucho, quédese por hoy, por lo menos hasta que se acople a este país.

— ... Sería un placer, muchas gracias.

— Perfecto, mi turno termina a las nueve de la noche, ¿cree poder esperar tres horas más?

— ¡Oh! ¡Sí, sí! ¡Descuida! Esperaré.

— Bien, hasta entonces, gusto en conocerlo, Adrián.

¿Qué es esto? ¿Qué sentimiento estoy experimentando? ¿Miedo? ¿Tristeza? ¿Felicidad? ¿Impotencia? No me gusta sentirme así, basta.

— Igualmente, Lalo.






























Impotente.



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0KenYely0

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Fuzzy Memories #Wattys2018 [Incompleta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora