Bonhomía。

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Del fr. bonhomie.

1. f. Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento. 

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Kim Ji se desliza con suavidad fuera del palanquín, cuidando no pisar su hanbok cuando pone los pies en tierra real; su corazón late cada vez más a prisa en cada paso que va reduciendo el camino a su destino. Telas finas con colores suaves y otros más brillantes, docenas de labios rojos y ojos alargados con tinta negra. Se siente más fuera de lugar que nunca en su corta vida y tiene ese presentimiento de no deber estar ahí, porque en realidad no tiene por qué. Sabe que sus hermanos se opondrían a esa ridícula idea, sin embargo, también sabe las razones de sus ausencias.

Piensa en el sacrificio y el orgullo de toda su familia, de cómo su padre dio su vida en la guerra y su madre por ellos, de como sus tres hermanos se enfrentan en la situación bélica de la que él no puede ser parte. Esa era su desgracia, aunque para sus hermanos fuera una bendición, el estado frágil de su cuerpo y su escasa salud le hacen quedarse en meras labores del hogar, quedando a cuidado de su hermana mayor. Jung-ah es la razón, por eso está allí delante del palacio real, desfilando entre muchas más jóvenes con rostros radiantes y hermosos. Tiene miedo de ser la excepción y que le descubran tan pronto posen sus ojos sobre él.

"Mi vida, pequeño hermano, te la deberé siempre."

Un comunicado a nombre del rey Wang citando a las jóvenes de Goryeo se les notificó hace una semana, siete días acunando a su hermana en brazos mientras sus lágrimas humedecían sus humildes ropas. Jung-ah había caído en la pasión que un hombre agricultor había ofrecido, se entregó y en su corazón crecía un incalculable amor al igual que en su vientre un bebé. Ofrecerse como futura esposa del rey Wang sería una ofensa y una deshonra para el apellido Kim, ¿pero lo que hacía acaso no era peor? Kim Ji lo pensó, si su hermana era descubierta o elegida, sería separada de su amado y seguramente castigada con su vida por su falta. No se permitiría eso, prefería mil veces ser descubierto y recibir el castigo él mismo, siempre pensó en entregar su vida como su familia lo hacía.

Se posicionó en el lugar más alejado del centro, en una posición donde pudiera ser lo menos notable posible, donde pudiera pasar desapercibido ante los ojos del rey. Ante esos ojos profundos y aniquiladores que en cuestión de segundos se posaron sobre él y no se movieron de ahí. Podía sentir su mundo derrumbarse cuando Kim Ji fue voceado por el consejero del rey con voz agria.

Alzó la vista y Wang Soo estaba firmemente observándolo, recorriendo cada facción de su rostro maquillado. Entre tantas mujeres bellas en el lugar, ¿por qué a él?


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— General Park.

La voz del hombre le hace girar el rostro, despertando de su trance.

— Hemos revisado todo el terreno y los hombres heridos ya fueron enviados a revisión, los fallecidos van camino al pueblo.

Kim Myeon se veía igual o peor que él, con las ropas tan negras de sangre y el rostro demacrado.

 — Entonces vámonos y anunciemos la victoria.

Se levantó del suelo sucio, dando un último vistazo al paisaje agridulce. Habían ganado esa batalla, aunque a costa de muchas vidas, como siempre. Dio un último suspiro y envainó su espada para reunir a sus hombres y emprender el camino a casa.


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—Tal vez debería considerar dejar crecer su cabello, señorita Kim.

Byun Hee le sonríe por décima vez esa tarde, aunque el brillo que esa sonrisa produce no ilumina sus ojos. Presta más atención a su reflejo mientras la joven peina su cabello hasta los hombros; termina encogiéndose en su lugar, reusándose a ver a la joven a los ojos. Tiene tanto miedo que no confía en nadie, ni siquiera en sus palabras o acciones, así que sólo se limita a contestar con asentimientos.

Está dentro del palacio, ha pasado una noche ahí y no ha vuelto a ver al rey Wang, eso hace que su alma no se sienta tan mortificada. Por ahora. Sólo ha visto a Byun Hee en todo el día, trayéndole el desayuno y vistiéndole. Por su pobre salud su cuerpo es delgado y no ha crecido demasiado, lo que consideraba como una maldición ahora le otorga una ventaja para verse con el contorno de una mujer delgada.

— Sé que tienes miedo, pero tu secreto está a salvo conmigo.

El susurro parece tan irreal y sus palabras tan poco creíbles que Ji se sobresalta con su corazón agitándose de nuevo. Y tiene nada de tiempo para preguntar o siquiera procesar antes de que el consejero entre a la habitación y en seguida el rey esté delante de él.

— Fuera.

Ji tiembla con las palabras, pero las personas a su alrededor se mueven más rápido, el consejero y la joven salen dejándolo a solas con el rey. Su voz había sonado tan dura y ronca que se creía siendo expuesto por su falta, no obstante, el hombre sólo pidió tiempo a solas con él.

— Kim Jong-In, hijo de Kim Dong y Kim Rae. Con tres hermanos sirviéndome en la guerra y una hermana sirviendo al pueblo. Diecisiete años, ¿no es así?

Jong-in intenta buscar en las facciones del rey Wang ira o cólera, algo que le indique está siendo juzgado y que recibirá un castigo por ello. Su mente automáticamente piensa en formas de pedir clemencia, demasiado aterrorizado por la rapidez con la que ha sido descubierto.

— Su alteza, por favor, si desea que pague por mi falta pude disponer de mi vida, pero le ruego que no toque a mi familia, ellos no han hecho nada y yo he sido quien planeó este atrevimiento.

Se inclina y junta sus palmas rogando al mayor, a punto de ponerse en sus rodillas y perder cualquier orgullo que pudiera tener, no obstante una mano toma su mentón y hace que alce el rostro hasta el rey.

— El único de los hermanos Kim que no fue apto para servir a Goryeo. El pequeño y frágil Jong-in que ha vivido encerrado, escondido hasta de su alteza.

No puede ni intenta moverse bajo la insistente mirada de Wang Soo, que pareciera quererle transmitir algo que Jong-in no capta. Su agarre se convierte poco a poco en una suave caricia que pasa de su mentón hasta sus pómulos, tan sutil que cree estar alucinando.

— Sigue manteniendo este asunto alejado de todos; menos de tu rey. Y prepárate, porque se recibirá al ejercito en camino y como mi prometido, estarás junto a mí.

Tan pronto como llegó es así como Wang Soo se desvanece de su habitación. Jong-in tiene que agarrarse de algo antes de que sus piernas débiles le hagan caer. ¿Qué ha sido todo eso? Conoce su nombre real, a su familia y estaba consciente de su condición, de ser un hombre y estar usurpando el lugar de una digna mujer a su lado. No comprendía ni una pizca de la situación, pero agradecía con su alma el seguir con vida.

 No comprendía ni una pizca de la situación, pero agradecía con su alma el seguir con vida

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Wang Soo.

sempiterno。⌜chankai⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora