Stephen Strange

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Desde que se volvió el portador de aquella gema mejor conocida como el ojo de agamotto, supo que la vida que alguna vez conoció ya no sería la misma, sin embargo no podía negar que su curiosidad por saber qué habría pasado de no haber tomado ciertas decisiones, lo llevo a ver todos sus posibles futuros, vio los 14 millones de ellos, y en la mayoría se convertía en el hechicero supremo, en algunos era antes en otros mucho después.

Los cambios eran leves pero significativos, pero el cambio más grande era darse cuenta que en su línea de tiempo, era la existencia de Iron Man.

Tony Stark jamás se convirtió en el hombre de hierro, por lo consiguiente jamás formo parte de los vengadores, sin embargo ha ayudado cuando Fury lo ha solicitado.

Tampoco sucedió lo de la susodicha Civil War, aunque los gemelos Maximoff si intentaron vengarse de Anthony, el jamás lo permitió.

El genio no fue secuestrado, porque Fury junto a la Viuda Negra sospechaban de Obadiah Stane, por lo que 6 meses antes del atentado fue arrestado, y fue expuesto como el hombre que vendía las armas a cualquiera que estuviera dispuesto a pagar.

Aquello de alguna manera cambio la mentalidad del genio pues detuvo toda creación de armas, prefiriendo dedicarse a la energía renovable, pero de vez en cuando proveía armas a los espías favoritos del director Fury.

Jamás sucedió lo de Ultron y la invasión de los Chitauri logro ser evitada.

En esta línea de tiempo muchas cosas que estaban destinadas a ocurrirle al genio jamás pasaron, y eso en verdad le aliviaba, porque en las demás líneas alternativas, notaba la mirada apagada, el semblante demacrado, el peso de culpas afectando al genio.

Lazos que él, alguna vez considero importantes, relaciones que se fragmentaron, y sobre todo darse cuenta, que aquel al que alguna vez creyó amigo, le daba la espalda por alguien más.

Stephen había visto la amargura en aquella mirada marrón, y era algo que no deseaba para su Tony, quien en sus ojos reflejaba un brillo tan hermoso, que era capaz de encandilar a quien sea. Por eso, aun cuando estos vengadores no eran culpables de nada.

No les permitía estar cerca de su Tony, muchísimo menos al gran capitán américa, el hombre digno de admirarse, sin embargo, no significaba que alguien como él debía estar al lado de su genio. Prefería evitar que el soldado lastimara a su persona más amada. Ya tuvo 14 millones de futuros para hacerlo, pero en este no lo toleraría.

-¿Qué pasa? ¿Sucedió algo malo?

Salió de sus pensamientos al ver aquella mirada marrón que tanto amaba, verle con algo de preocupación, en verdad este Tony era diferente al de las otras líneas alternativas, era más honesto en cuanto a sus sentimientos.

-Nada, solo pensaba en lo afortunado que estoy de tenerte.- sonrió, mientras acariciaba sus mejillas.

-¿Solo eso?

-Bueno quizás estoy algo celoso al ver que mi capa te prefiera más a ti que a mí.

-Como no amarme soy Tony Stark.- sonrió con orgullo.

Stephen no podía evitar darle la razón, porque en esos 14 millones de futuros, muchos amaron al genio, incluso aquel soldado cayó ante el encanto de Anthony, y aun así le habían lastimado y herido. Por eso se prometió proteger el corazón de su mayor tesoro.

-¿Ahora que lo pienso que haces aquí? ¿No deberías estar en una junta con Fury?

-Se canceló de último minuto, al parecer los vengadores tienen un enemigo que enfrentar, y aunque me habría gustado ayudarles, te prometí que a menos que fuera necesario intervendría.

-Entonces en vez de ir a Stark Industries, decidiste venir a mi casa, dejándole todo el trabajo a Virginia. ¿Estas consciente que mañana te castigara por dejarle todo el trabajo?

-Oye... En menos de una semana se casara con Happy, le dije que le daría tres meses libres. Debo aprovechar que aun estará conmigo. Antes de que Romanoff tome su lugar.

Strange soltó una carcajada, la cual causo la molestia del castaño.

-No es gracioso.

-La verdad si lo es.

-Bueno aunque lo fuera, mi prometido debería apoyarme.

-Cariño, te apoyo en la mayoría de las veces, pero ante esto prefiero no intervenir. Esto es entre tú y Virginia.

-Cobarde.- siseo con molestia total.

-Aun así me amas.- respondió antes de besarlo.

Tony no se opuso, disfrutando de aquel contacto. Ninguno se percató en que momento el genio se sentó en las piernas del hechicero, estaban más concentrados en las sensaciones tan placenteras que con un beso obtenían.

Cuando terminaron aquel beso, no se separaron mucho, sus rostros aún seguían demasiado cerca, podían sentir la respiración del otro, y los leves jadeos de ambos.

-¿Entonces? ¿Quieres que me vaya a la empresa?- pregunto coquetamente el genio.

-No, lo que quiero es tenerte en mi cama desnudo y rogando por más.

-Oh no. esta noche me toca estar arriba.

-Tú lo has dicho esta noche. Pero como apenas son las 2 de la tarde, significa que quien estará arriba seré yo.- respondió con una enorme sonrisa.

-Bueno, disfruta mientras puedas.

Stephen acerco la mano de Tony, en la cual reposaba el anillo que demostraba el compromiso en el que ambos estaban, lo beso suavemente, porque él estaba seguro que disfrutaría toda la vida a lado del que pronto seria su futuro esposo.

Porque en todas esas 14 millones de posibilidades, justo ahí. Tenían su final feliz.

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