40 | Capitulo final

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40 | Capitulo final

La copa de las casas

Harry bajó con Sophia a la fiesta de fin de curso de aquella noche. El gran comedor estaba decorado con los colores de Slytherin, verde y plata, para celebrar el triunfo de aquella casa al ganar la copa durante siete años seguidos. Un gran estandarte, que cubría la pared detrás de la Mesa Alta, mostraba la serpiente de Slytherin. Cuando Harry y Sophia entraron se produjo un súbito murmullo y todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Se deslizaron en una banca, entre Ron y Hermione, en la mesa de Gryffindor, y trataron de hacer caso omiso del hecho de que todos se ponían de pie para mirarlos. Por suerte, Dumbledore llegó unos momentos después. Las conversaciones cesaron. —¡Otro año se va! —dijo alegremente Dumbledore—. Y voy a fastidiaros con la charla de un viejo, antes de que podáis empezar con los deliciosos manjares. ¡Qué año hemos tenido! Esperamos que vuestras cabezas estén un poquito más llenas que cuando llegasteis... Ahora tenéis todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año... Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Gryffindor, con trescientos doce puntos; en tercer lugar, Hufflepuff, con trescientos cincuenta y dos; Ravenclaw tiene cuatrocientos veintiséis, y Slytherin, cuatrocientos setenta y dos. Una tormenta de vivas y aplausos estalló en la mesa de Slytherin. Harry pudo ver a Draco Malfoy golpeando la mesa con su copa. Era una visión repugnante. —Sí, sí, bien hecho, Slytherin —dijo Dumbledore—. Sin embargo, los acontecimientos recientes deben ser tenidos en cuenta. Todos se quedaron inmóviles. Las sonrisas de los Slytherin se apagaron un poco. —Así que —dijo Dumbledore— tengo algunos puntos de última hora para agregar. Dejadme ver. Sí... Primero, para el señor Ronald Weasley... Ron se puso tan colorado que parecía un rábano con insolación. —... por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos. Las hurras de Gryffindor llegaron hasta el techo encantado, y las estrellas parecieron estremecerse. Se oyó que Percy le decía a los otros prefectos: «Es mi hermano, ¿sabéis? ¡Mi hermano menor! ¡Consiguió pasar en el juego de ajedrez gigante de McGonagall!».

Por fin se hizo el silencio otra vez. —Segundo... a la señorita Hermione Granger... por el uso de la fría lógica al enfrentarse con el fuego, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos. Hermione enterró la cara entre los brazos. Sophia tuvo la casi seguridad de que estaba llorando. Los cambios en la tabla de puntuaciones pasaban ante ellos: Gryffindor estaba cien puntos más arriba. —Tercero... al señor Harry Potter... —continuó Dumbledore. La sala estaba mortalmente silenciosa—... por todo su temple y sobresaliente valor, premio a la casa Gryffindor con setenta puntos. La sala seguía en silencio. Faltaban diez puntos para igualar a Slytherin. —Hay muchos tipos de valentía —dijo sonriendo Dumbledore—. Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos. Cuarto... diez puntos al señor Neville Longbottom. Neville parecía a punto de llorar. Esa era la primera vez que ganaba algo más que un punto. El gran comedor estaba asombrado. Gryffindor estaba igual a Slytherin, cuatrocientos setenta y dos puntos. –Quinto... a la señorita Sophia Granger... Por su gran inteligencia, astucia, valor y puntería premio a la casa de Gryffindor con... –Dijo Dumbledore y todo el gran comedor hizo un silencio total-. ... setenta puntos.

Todas las mesas, menos la de Slytherin, estallaron en Júbilo y alegría, aplausos y gritos de emoción. Gryffindor había ganado la copa de las casas. Alguien que hubiera estado en la puerta del Gran Comedor habría creído que se había producido una explosión, tan fuertes eran los gritos que salieron de la mesa de Gryffindor. Harry, Ron, Hermione, Sophia y Neville estallaron en vivas, de hecho, sin importarles que todo el mundo los viera especialmente a ellos, Harry y Sophia se dieron un beso. —Lo que significa —gritó Dumbledore sobre la salva de aplausos, porque Ravenclaw y Hufflepuff estaban celebrando la derrota de Slytherin—, que hay que hacer un cambio en la decoración. Dio una palmada. En un instante, los adornos verdes se volvieron escarlata; los de plata, dorados, y la gran serpiente se desvaneció para dar paso al león de Gryffindor. Snape estrechaba la mano de la profesora McGonagall, con una horrible sonrisa forzada en su cara. Captó que Harry y Sophia se besaban y puso unos ojos de odio increíbles, aunque seguía con la sonrisa falsa que tenía. Aquello no los preocupaba, ya que aquélla fue la mejor noche de la vida de Harry y Sophia, mejor que ganar un partido de quidditch, o que la Navidad, o que hacer que se desmayara el monstruo gigante... Nunca, jamás, olvidaría aquella noche.

Harry casi no recordaba ya que tenían que recibir los resultados de los exámenes, pero éstos llegaron. Para su gran sorpresa, tanto él como Ron pasaron con buenas notas. Hermione, por supuesto, fue la mejor del año. Sophia paso con notas excelentes, casi sobresalientes, claro, era obvio, su hermana la ayudaba. Hasta Neville pasó a duras penas, pues sus buenas notas en Herbología compensaron los desastres en Pociones. Ellos confiaban en que suspendieran a Goyle, que era casi tan Oops! como malo, pero él también aprobó. Era una lástima, pero como dijo Ron, no se puede tener todo en la vida.

Amor de primer curso | Harry Potter y Tu [Terminada][Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora