Capítulo 11: El trol Pt. I

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Narra Sophia:

Luego de que ya éramos más que amigos, Ocupada por las clases, no me di cuenta que ya había pasado una semana... En la mañana de Halloween nos despertamos con el delicioso aroma de Calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que el profesor Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estábamos listos para empezar a hacer volar objetos, algo que me moría por hacer desde que vi cómo hacía volar el sapo de Neville. El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran. Mi pareja fue Harry (lo que fue un alivio, porque Neville había tratado de llamar mi atención). Ron, sin embargo, tuvo que trabajar con Hermione... Era difícil decir quién estaba más enfadado: ¿Ron o Hermione? (Claro, lo estaba Ron, ella es demasiado insoportable...) Para concluir, Hermione no nos hablaba desde el día en que fuimos al tercer piso. -Y ahora no se olviden de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando -dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre-. Agitar y golpear; recuerden, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no se olviden nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho. Era muy difícil. Harry y yo agitamos y golpeamos, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre. Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte. -¡Wingardium leviosaah! -gritó, agitando sus largos brazos como un molino. -Lo estás diciendo mal. -Oí que Hermione lo reñía, sabihonda y mandona, como siempre-. Es Wingar-dium levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo, luego el sa más bajo y... algo más corto. -Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente -dijo Ron con molestia. Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras mágicas. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de nuestras cabezas. -¡Oh, bien hecho! -gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo-. ¡Miren, Hermione Granger lo ha conseguido! Al finalizar la clase, salimos, y Ron estaba de muy mal humor. -No es raro que nadie la aguante -nos dijo, cuando se abría paso en el pasillo-. Es una pesadilla, te lo digo en serio. Alguien chocó contra Harry. Era Hermione. Pude ver su cara. Me sorprendió que estuviera llorando. Creo que nos oyó. Me sentí mal al verla así. Me cae mal, es cierto, es muy intelectual y difícil de comprender, pero aun así, sigue siendo mi hermana.

-Creo que te ha oído. -Dije apesadumbrada. -¿Y qué? -Dijo Ron, aunque parecía un poco incómodo-. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos. Yo no dije nada. Hermione no apareció en la clase siguiente y no la vi en toda la tarde, aunque probablemente se haya quedado leyendo, sin recordar la fiesta de Halloween. De camino al Gran Comedor, para la fiesta de Halloween, Harry, Ron y yo oímos que Parvati Patil le decía a su amiga Lavender que Hermione estaba llorando en el cuarto de baño de las niñas y que deseaba que la dejaran sola. Me enfade un poco, aunque al mismo tiempo entristecí. Ella no era persona de llorar a menos de que en serio la hayamos herido. Ron pareció más molesto aún, pero un momento más tarde habíamos entrado en el Gran Comedor; donde las decoraciones de Halloween me impresionaron mucho. (Tanto que se olvidó de Hermione)

Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año. Harry se estaba sirviendo una patata cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror. Todos lo contemplamos mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se apoyaba sobre la mesa y jadeaba: -U-u-un t-t-t-trol... en las ma-ma-m-m-mazmorras... P-p-pensé que d-d-debía saberlo. Y se desplomó en el suelo. Entre en pánico. Se produjo un tumulto. El profesor Dumbledore hizo salir varios fuegos artificiales de su varita. ¿¡Pero como habría un trol aquí!? ¡Eso no es posible! -Prefectos -exclamó-, conducid a vuestros grupos a los dormitorios, de inmediato. Percy estaba con nosotros. -¡Síganme! ¡Los de primer año, manténganse juntos! ¡No necesitan temer al trol si siguen mis órdenes! Ahora, vengan conmigo. Hagan sitio, tienen que pasar los de primer año. ¡Perdón, soy un prefecto! -¿Cómo ha podido entrar aquí un trol? -preguntó Harry, mientras subíamos por la escalera. Le agarre de la mano y el me cubrió. -No tengo ni idea, parece ser que son realmente estúpidos -dijo Ron-. Tal vez Peeves lo dejó entrar; como broma de Halloween. Luego Ron nos miró abrazados así y soltó una pequeña risita. Pasamos entre varios grupos que corrían en distintas direcciones. Mientras Percy nos abría camino entre un tumulto de confundidos Hufflepuffs, Harry súbitamente nos halo de la túnica a Ron y a mí. -¡Acabo de acordarme... Hermione! -¿Qué pasa con ella? -No sabe nada del trol. Me mordí el labio, ¿Cómo lo había olvidado? -Oh, bueno -dijo Ron enfadado-. Pero que Percy no nos vea. Harry me halo hacia abajo y nos mezclamos con los Hufflepuffs, luego, me agarro de la mano. Nos deslizamos por un pasillo desierto y corrimos hacia el cuarto de baño de las niñas. Acabábamos de doblar una esquina cuando oí pasos rápidos a las espaldas de Harry. Era el trol. De seguro. ¡No dejaría, nunca, que le haga daño a Harry! ¡Prefiero morir! -El trol... -susurró Ron, empujándonos a Harry y a mí detrás de un gran buitre de piedra. Sin embargo, al mirar; no vimos al trol, sino a Snape. Que pérdida de tiempo. Cruzó el pasillo y desapareció de la vista. -¿Qué es lo que está haciendo? -Murmuró Harry-. ¿Por qué no está en las mazmorras, con el resto de los profesores?

-No tengo la menor idea. -Dije aferrándome a su brazo. Lo más silenciosamente posible, caminamos por el otro pasillo, detrás de los pasos apagados del profesor. -Se dirige al tercer piso -dijo Harry, pero Ron levantó la mano. -¿No sientes un olor raro? Olí. Era una mezcla de calcetines sucios y baño público que nadie limpia. Oímos un gruñido y las pisadas inseguras de unos pies gigantescos. Harry me tomo de la mano y me puso detrás de él. Yo me aferre a sus hombros. Ron señaló al fondo del pasillo, a la izquierda. Algo enorme se movía hacia nosotros. Nos ocultamos en las sombras y lo vimos pasar frente a nosotros. Harry me mantuvo detrás de él y me agarro fuerte de la mano. No quería ver. Era una visión horrible. Más de tres metros y medio de alto y tenía la piel de color gris piedra, un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada. Tenía piernas cortas, gruesas como troncos de árbol, y pies achatados y deformes. El olor que despedía era increíble. Llevaba un gran bastón de madera que arrastraba por el suelo, porque sus brazos eran muy largos. El monstruo se detuvo en una puerta y miró hacia el interior. Agitó sus largas orejas y luego entró lentamente en la habitación. -La llave está en la cerradura -susurró Harry-. Podemos encerrarlo allí. -Buena idea -respondió Ron con voz agitada. Nos acercamos hacia la puerta abierta con la boca seca. Ojala en trol no salga de allí. De un gran salto, Harry pudo empujar la puerta y echarle la llave. -¡Sí! Animados con la victoria, comenzamos a correr por el pasillo para volver, pero al llegar a la esquina oímos algo que hizo que mi corazón se detuviera. Un grito agudo y aterrorizado, que procedía del lugar que acabábamos de cerrar con llave. -Oh, no -dijo Ron, tan pálido como el Barón Sanguinario. ¡Lo había olvidado! -¡Es el cuarto de baño de las chicas! -bufó Harry. -¡Hermione! ¡Hermione! -Grite desconsolada. Era lo último que quería que pasara. Ella moriría por mi culpa. ¿Qué clase de hermana seria si eso pasara? Corrí con Harry a toda velocidad hasta la puerta y el dio vuelta a la llave, resoplando de miedo. Empujó la puerta y entramos corriendo. Hermione estaba agazapada contra la pared opuesta, con aspecto de estar a punto de desmayarse. El trol avanzaba hacia ella, chocando contra los lavamanos. Yo me quede parada ahí. No podía moverme. -¡Distráelo! -gritó Harry desesperado y tirando de un grifo, lo arrojó con toda su fuerza contra la pared. El trol se detuvo a pocos pasos de Hermione. Se balanceó, parpadeando con aire Oops!, para ver quién había hecho aquel ruido. Sus ojitos malignos detectaron a Harry. Vaciló y luego se abalanzó sobre él, levantando su bastón. Me puse en medio. -¡Eh, cerebro de guisante, mejor metete con alguien de tu tamaño! -Grite y agarré una cañería del suelo. Le pegué con ella. El ser deforme no pareció notar que la cañería lo golpeaba en la cara, pero sí oyó mi grito y se detuvo otra vez, volviendo su horrible hocico hacia mí dando tiempo a Harry para correr. -¡Vamos, corre, corre! -Grite a Harry. Harry corrió preocupado por mí. Ron estaba tratando de empujar a Hermione hacia la puerta, pero ella no se podía mover. Seguía agazapada contra la pared, con la boca abierta de miedo.

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Amor de primer curso | Harry Potter y Tu [Terminada][Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora