[VIII] En la boca del lobo.

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Narrador Agoney:

No sé los minutos que me pasé entre los brazos de Raoul. Extrañaba su olor, el sabor de sus besos, su risa contagiosa, sus ojos... Le extrañaba a él. Y no ayuda en absoluto la situación, todo el mundo nos mira, pero joder, que también Aitana y Nerea se están dando amor y cariño y a ellas nadie les mira. Es normal. Raoul y yo acabamos de reconciliarnos. No pudimos hablar en privado ni arreglar lo que tenemos pendiente. No pudimos desahogarnos uno frente al otro sin ropa y no pude demostrarle que él es más que un juguete sexual para mí. Me gusta su forma de darme amor, pero para mí él es más que sexo. Joder, lo considero el amor de mi vida y debo admitir que yo también puedo enamorarme y puede ser igual de bonito que las historias de otras personas. No sé que haré con Ricky. Tengo que zanjar las cosas con él. Con Raoul delante. No se van a odiar. Coño, imposible que se odien, Ricky es un tipo de puta madre y Raoul es un poco crío pero no se va a celar. Son tan diferentes y ambos me sacan sonrisas, pero Ricky como un amigo. Raoul no. Amo con locura a ese crío.

Llegamos a mi casa. Raoul se queda a dormir conmigo, Aitana y Nerea se van por su propia parte. Abro una botella de champán, me saco la camiseta y me siento al lado del hombre de mi vida. Él también se queda sin camiseta, porque hace calor y para hacerme ver su cuerpazo. Madre mía, qué bueno está. 

- Me alegro muchísimo de que hayamos zanjado esto como adultos - Dijo Raoul, mientras se tomaba la copa que le di - Qué bueno esta el champán. Pero no tan bueno como tú, mi amor - Me mira con sonrisa pícara.

- Si es que eres un bribonazo, cariño - Le doy un beso y se muerde el labio - Tenemos que arreglar esto como es debido, no?

- Un polvo con copas de champán encima? Suena apetecible. Hablamos después de lo que somos, que no me quedó claro aún.

Me acerqué a su oído. Poco a poco fui sacándole el pantalón y sacándome el mío, al igual que la ropa interior, quedando ambos en pelotas. Apagué las luces y abrí un poco la persiana para que entrara la poca luz que venía de fuera, ya eran las 12 de la noche. Un halo de luz hacía que reconociesemos la cara del otro. Pronuncié una palabra que hizo que todo su cuerpo se estremeciese.

- Novios. Eso somos.

- Te amo, Agoney. Te amo mucho. Eres el hombre de mi vida y la razón por la cual yo estoy ahora mismo aquí. Te juro que si no vinieses estaría jodiéndome, estaría llorando desconsoladamente yendo a Barcelona. En el fondo siempre quise que vinieses a por mí en vez de yo solucionarlo como un adulto. No estaba enfadado del todo, era un caprichoso. Pero te tengo a mi lado y no pienso soltar la mano que me has ofrecido. Te amo.

- Yo no pienso cagarla tanto y herir a quien me ama y a quien yo amo más. Tenías un millón de razones para irte y necesitabas una para quedarte. Esa razón soy yo. Mi amor por ti cruza toda clase de barreras, eres de Montgat y yo de Adeje, con kilómetros por el medio pero ni eso nos separará. Ni mis gilipolleces. Te amo.

Narradora: Aitana.

Llegamos Nerea y yo al hotel y todavía eran las 12 de la noche. Íbamos cogidas de la mano, lo nuestro ya era oficial y todo era bonitísimo. Se giró, pude ver su hermosa cara, la cara de mi novia. Tanto me costó encontrar al amor de mi vida y sentí que la tenía delante de mí. La acaricié. Me sonrió, y poco después se tapó la boca. Le saqué la mano.

- Tu sonrisa es hermosa, amor. Tienes la mejor sonrisa del mundo, no te la tapes. Y más si esa sonrisa es provocada por mí. Te amo muchísimo, eh.

- Joder, vas a hacer que me sonroje y todo, Aiti. - Me dio un beso, se lo seguí y aunque había ancianas mirándonos nos la sudaba muy fuerte - tengo un complejo muy fuerte, se meten tanto conmigo por esto que pensé que te espantaría.

- Pero si te vi la sonrisa mil veces y sigo enamorada de ti, más si cabe cada vez que sonríes. Venga, tonta, vamos a algún bar para celebrarlo. No podemos beber alcohol pero unas cocacolas siempre colarán, no? 

Nos fuimos al bar y nos sirvió un chico que me pareció tan guapo que todas mis miradas iban para él. Nerea se dio cuenta. De un momento a otro me miraba mal, aunque intentaba ocultarlo. La situación era muy tensa.

- Bueno, que tengo sueño, ¿vale? me voy para el hotel. Adiós, Aitana. Tú puedes seguir aquí, si total no pasa nada. Adiós.

Me eché las manos a la cara y empecé a llorar. El camarero se dio cuenta y tras acabar las bebidas me dijo que saliese con él a hablar, total algo me estaba pasando y quería enterarse. Me vendió alcohol, quizá porque pensó que yo era mayor de edad. La cosa es que yo estaba muy ebria. 

- Que no me presenté, soy Luis. - Dijo con un muy marcado acento gallego - Parece que tu novia se ha rallado mucho contigo. Deberías hablar con ella. No sé, quizá se arregle hablando.

- Gracias, Luis - El chico parecía muy majo - Yo soy Aitana. No sé que le pasa a Nerea, la verdad. Pero no estoy en condiciones de ir con ella a la habitación. Si me ve ebria.. Joder. Y si me ven los del instituto ebria ahí ya la he jodido.

- Instituto? No me jodas que eres menor de edad...

- Tengo 16 años, Luis... Me has vendido alcohol siendo menor, tío.

- Mierda, mierda, mierda. Bueno, vente conmigo. Que si se enteran también me cae una buena a mí y al bar. Puedes dormir en mi piso, hay camas de sobra. Ya mañana le das una explicación como es debido a Nerea. Vamos, sígueme. Que vivo por aquí cerca. Y toma mi chaqueta que te estás congelando.

Fui al piso de Luis. Era un piso pequeño con dos habitaciones. Me dejó una de ellas y dejé allí todas mis cosas. Ya se me había bajado un poco la borrachera en un par de horas que estuve hablando con él, pero ya era muy tarde y me quedé con él en su piso. Era muy atractivo físicamente, aunque yo sólo tenía y tengo ojos para Nerea. Tiene 26 años, es de Ourense. Su novia sigue en Galicia y él se vino a trabajar a Adeje para sacar dinero para estudiar en un conservatorio. Hablamos tanto que solo dormí dos horas. Al despertarme tenía un mensaje de Nerea.

- Desgraciada es decir poco. Te han visto Agoney y Raoul irte al piso con ese tío. Eres una gilipollas. Quédate con él, a partir de ahora hemos acabado. Que te follen.



La música nos une. [ Ragoney & iFridge ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora