Niñeros

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Rosie era tan pacífica y amistosa como John, pese a que no veía muy seguidos a sus tíos, iba con una sonrisa en el rostro. Cerraba sus ojitos y hacía muecas chistosas cuando Mycroft acariciaba sus suaves cabellos. El hombre del gobierno no podía quitar la boba sonrisa de su rostro, nunca imaginó que acariciar a la pequeña Watson fuera una situación tan placentera.

Sentaron a la pequeña Rosamund en una mullida alfombra, mientras colocaban la calefacción. Ella muy tranquila balbuceaba jugando con algunos peluches. Greg no aguanto a unírsele en el juego, imitando sonidos de animales a los cuales la niña respondía con risitas y aplausos divertidos.

Mycroft desde el marco de la puerta no podía evitar mirarlos alegre, no falto mucho para que sacara algunas fotografías con su móvil, realmente adoraba ver esta faceta desconocida de su novio. Si bien cada vez que iban a Baker Street Greg acostumbraba a juguetear con la chiquilla, nunca lo había visto tan relajado e involucrado, jamás lo admitiría, pero lo encontraba sumamente adorable.

- No sabes cuánto te amo – le dijo el hombre de hielo, mientras se sentaba en la alfombra y depositaba un suave beso en la mejilla de su novio. Rosie los miró sorprendida y en un rápido actuar le dio un baboseado beso a Greg mientras reía feliz.

El hombre no pudo evitar soltar una carcajada, se sentía tan lleno de amor que no le importaría morir en esos momentos. Myc los miró enojado, no quería admitirlo, pero él también quería un beso lleno de baba de la pequeña Watson.

La niña como si leyera la mente, se giró hasta él para depositar un beso y reír divertida. Provocando un salto en el político, ya que no estaba acostumbrado al contacto físico que no fuera de su amado novio.

No se aguantó las ganas de acunar de forma efusiva a la pequeña Watson, mientras depositaba suaves besos en la rubia coronilla de la chiquilla.

- Rosamund eres la niña más tierna de Inglaterra. No sé como puedes ser así, al tener de ejemplo al inadaptado de mi hermano y extraño de John Watsón – le declaró el hombre con un tono formal, como si estuviera decretando alguna nueva ley.

Greg sólo pudo rodar los ojos, ya estaba más que acostumbrado a los hoscos comentarios de su novio, más tarde tendría una seria conversación con él.

El resto de la tarde no fue más que diversión, ambos hombres parecían un par de niños. Se arrastraban por la alfombra, cumplían cada capricho de Rosie y no paraban de reír hasta que un par de lágrimas caían. Nunca imaginaron que un pequeño ser podría llenarnos tanto.

- Vamos Rosie repite conmigo Gregory, Gregory – le decía Mycroft sumamente concentrado en hacer una lenta y correcta pronunciación. Sin embargo, la chiquilla sólo arrugaba la nariz y abría la boca sin resultado, sólo salían un par de balbuceos.

- Dios Mycroft es una bebé, apenas está empezando a hablar. Deben ser palabras más fáciles – estiró su mano y acaricio los cabellos de la niña para llamar su atención – Rosie cariño, Myc, repite conmigo, Myc – le explicó apuntando a su novio, quien le miraba ofuscado, solo le gustaba que su novio se dirigiera a él de esa forma tan personal.

- Mi... Mi... – dijo la niña divertida apuntándolo. El hombre de la corona no pudo evitar sonreír y felicitar a la niña por haberle dicho así. Si bien no estaba conforme con el resultado, al menos ya tenía alguna forma de llamarlo. Y no podía negar que era sumamente tierna.

- Ahora linda, Greg di Greg – le pidió el, ansioso por saber como pronunciaría la niña.

- Geg ... Geg - respondió la niña aplaudiendo. Los hombres no pudieron más que felicitarla, después de todo era una niña sumamente avanzada para su edad. Además, no podían negar que se les entibiaba el corazón cada vez que Rosie les llamaba por sus nuevos apodos.

Conflictos (Johnlock - Parentlock - Mystrade)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora