Encuentros Extraños

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Cuando por fin Audrey llegó a su apartamento, se dió un baño caliente y se puso su pijama, reviso su teléfono y tenia un mensaje que decía "Lo siento", ella respondió con un "disculpe, ¿quien es?" y cayó dormida.

Tuvo una pesadilla, estaba Andrew, ofreciendole dinero, queriendola comprar. Cuando ella se negó, él intentó golpearla, pero cuando golpeó su rostro se despertó. Tenía la respiración agitada y su cara húmeda por las lagrimas. No entendía que sucedía, no conocía a Abdrew, pero él era el único hombre que había sido amable con ella sin querer tener "beneficios". Tomó un vaso con agua para tranquilizarse, vió como la luz de su celular parpadeaba, anunciando que tenía una llamada perdida o un mensaje. "Soy Andrew", ese mensaje le heló la sangre, le dieron unas horribles nauseas. No quería pensar en Andrew y su novia. Ella... no, a ella no le gustaba Andrew, pero se sentía tan bien tenerlo a su lado. Respondió con un "No se de que hablas Andrew, no tengo nada que perdonarte :)". Volvió a dormirse, ya que pese a su trabajo igual tenía que estudiar como las demás personas de su edad.

No vió a Andrew por dos semanas, evitaba sus mensajes, no tomó el tren a la misma hora. No quería verlo, no quería que él fuera dulce con ella, no quería NADA que tuviera que ver con él. Pero cuando evitas algo eres más propenso a que ese algo suceda. Al llegar luego del "trabajo" a su apartamento, había un chico muy apuesto a la entrada de su edificio. Pasó a su lado sin siquiera volverlo a ver. Ella no era de la clase de chicas que tenía el ego alto, al contrario era de aquellas que eran extremadamente hermosas, que se sentían intimidadas por las miradas que las siguen cuando caminan. Así que solo siguió caminando. Tomó el elevador y cuando este iba a cerrarse, un chico entró. No le vió el rostro hasta que el chico la alzó, estaba confundida.

- ¿Como conseguiste mi dirección?

- Soy abogado, puedo hacer muchas cosas con unas cuantas llamadas.

- Bueno, ¿a que viniste? - respondió cortante.

- No respondías mis mensajes, ni llamadas, no volviste a tomar el tren. Estaba preocupado.

- Andrew, ya me viste, estoy bien. Puedes irte. El elevador se detuvo y ella salió, abrió la puerta de su apartamento, le dijo adiós con la mano y cerró.

- Audrey, no puedes hacerme esto!

- No se de que hablas. Solo estoy cuidandome de un acosador.

- Muy graciosa.

- Como siempre. - Luego de esto Audrey olió ese olor que la mataba, que le encantaba. MIERDA. Se había olvidado de comprar sus cigarrillos. - Apaga eso.

- ¿Estas dejandolo? Lo apagaré si me dejas hablar contigo.

- Primero, no, no lo estoy dejando. Segundo, estamos hablando.

- Sabes de lo que hablo.

- Ok, pero solo si me regalas un cigarrillo.

- Eres una niña adicta!!!, pero esta bien. - Audrey abrió la puerta, salió y la cerro. Se sentó junto a Andrew, este le dió un cigarrillo, lo encendió y empezo a furmarlo. Sintiendo cada calada como si fuera la ultima.

- ¿De que quieres hablar?

- No lo se. Solo quería hablar contigo, oír tu voz. - Esto dejó a Audrey en shock. La conversación llevaba al rededor de dos horas y Audrey estaba un poco ofuscada.

- No te entiendo. Podrías hablar con tus amigos o con tu novia.

- No quiero.

- Entonces no entiendo que haces aquí.

- Yo tampoco... Creo que... mejor me voy. - Se rascó la nuca, sacó el cigarrillo de su boca y besó a Audrey en la comisura del labio. Los dos se sonrojaron, él se puso de pie y se despidió. - Nos vemos otro día.

- Días después -

- Maldita lluvia, siempre que olvido mi sombrilla llueve. - Decía una joven caminando por la calle con su bolso Louis Vuitton. Intentaba encender un cigarrillo, pero por cuestiones climáticas, fue imposible. Su cabello perfectamente acomodado en una coleta alta, ahora estaba completamente mojado. Siguió caminando, sin rumbo alguno. Venia del trabajo, no quería volver a su apartamento, estaba cansada de esa vida de mierda, odiaba todo en lo que se había convertido, odiaba todo lo que era y toda su vida.Que sentido tenia vivir, que sentido tenia todo eso. La vida ya no tenia sentido. Audrey había tomado una decisión. La decisión que iba a cambiar todo, mejor dicho, acabar con ella.

- Disculpa - le dijo una chica hermosa.

- No importa.

- ¿Que sucede? ¿Estas llorando?

- No, tranquila - Dijo Audrey limpiandose las lagrimas.

- No no cariño, no estas bien, vamos por ropa seca. Pensaras que soy una desconocida, pero no puedo verte así.

- No... - Pero una mano amiga, así, bajo la lluvia no se puede negar fácilmente, Audrey sentía que no podía negarse.

- Vamos!! no te haré nada.

- Esta bien. - Audrey le regaló una sonrisa y caminaron bajo la lluvia con la sombrilla de la chica desconocida. - ¿Quieres uno? - Le ofreció un cigarrillo.

- Oh, no. No fumo.

- Disculpa, lo apagaré.

- No, tranquila. Mi novio fuma de esos desde hace unas semanas, así que le he agarrado el gusto.

- Ja! Tal vez el y yo nos llevemos bien - Pero ella no sabia lo que decía.

- Jajaja, seguramente lo harían si se conocieran.

Llegaron al apartamento de la chica, abrieron y entraron. La chica corrió por ropa seca, Audrey se paseó por el salón, donde habían fotos y se detuvo en una, la sostuvo en sus manos. Vió al chico que estaba en la foto, sintió como si algo se rompiera dentro de ella.

- Por cierto, mi nombre es Caroline. Oh! has visto a mi novio. -La foto resbaló de las manos de Audrey. - Hey! ¿que sucede?

- Perdón, tengo que irme.

El peor abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora