1.- Estúpido

18 1 0
                                    


  2002

Los baleros de las llantas se escuchaban estrepitosamente debido a la velocidad, aunque en realidad, no iba tan rápido.
Mi mano patín necesitaba una limpieza, pero me daba igual.
Revise el reloj por segunda vez, lo llevaba puesto en la muñeca izquierda: tres y media de la mañana.
 ¿Por qué había salido tan temprano de casa? El tren comenzaba su ruta a las cuatro y media.

 El problema eran las calles, estaban vacías, había uno que otro coche con personas ebrias conduciendo, además del pésimo alumbrado público, todo daba una buena razón para llevar un cuchillo en el bolsillo derecho de mi chamarra, nunca se podía saber...
En fin, todo podría haber sucedido sin novedad.
Podría.
El caso era que había una parte empinada de la calle, ni siquiera note la diferencia del terreno, iba pensando en mis cosas, estaba hipnotizado a causa del aire frío, después de vivir sofocado por la primavera, se sentía incluso excitante.
Note que la velocidad iba en aumento, parpadee y me puse nervioso, mi cadera se movió de forma compulsiva a todos lados, buscando equilibrio que no encontró, entonces de forma automática baje mi pie y di una vuelta total, rodé abajo durante un momento, hasta que finalmente pude parar, el mano patín quedo cuesta arriba , donde comenzó mi descenso.
 Comencé a quejarme en voz alta, diciendo maldiciones.
 — ¿Estas bien? — Dijo una voz frente a mi.
Levanté lo más que pude la cabeza, tratando de reconocer quien me había cuestionado.
 Era una mujer, con escote rojo, un pantalón de mezclilla y unos tacones negros.Era una prostituta.
 — Oh... Eh, si — Contesté y me levanté del suelo, para después sacudirme, toda mi ropa estaba llena de polvo.
La mujer ignoro mi respuesta, por lo que subí cuesta arriba de nuevo, para recoger el mano patín.

 Lo cogí con la mano derecha, di la vuelta, y recibí un disparo en el hombro izquierdo.El disparo resonó dentro de mi oído, se había entumecido, se escuchaba un oído sordo de alta frecuencia.Mi cuerpo se abatió hacia atrás rápidamente, se dobló a la izquierda y calló.Quede mirando el cielo, lo oscuro que parecía, lo infinito que se veía y lo calmado que estaba, fue una especie de trance, el dolor era palpitante y horrible, pero ni siquiera le tomaba importancia, estaba, digamos que en otro plano, algo que en ese momento no importaba.Después, el dolor comenzó a notarse mucho, demasiado, así que mi cuerpo, casi al instante, como sí fuera un sistema automático de defensa, comenzó a adormilarse, mis ojos se cerraban.No lo podía controlar...Finalmente lo pensé.
Estaba muerto.

 2001

 Sonó la alarma de cuerda, un sonido de campanilla escolar, lo detestaba, pero realmente ese era el punto, ¿no?
 Era temprano, tenía tiempo para arreglarme.
Me levanté de la cama, cogí un pantalón que estaba tirado a mi lado, y me lo puse.Cogí la camisa del trabajo que se encontraba colgada en la puerta de mi ropero.Me coloqué los tenis en los pies y amarre las agujetas.
 Estaba casi listo, fui al baño y cogí la barra de desodorante que se encontraba encima de una repisa a lado del lavabo, y la frote en mis axilas, para después dejarla donde mismo.Moví mi cabello hacia atrás, dejando mi frente y cara descubiertas, para después proceder a coger una barra de jabón y lavar mi cara, después, la seque con una toalla que se encontraba cerca, al final la aventé encima de la taza.
 Salí del cuarto de baño (que se encontraba dentro de mi habitación) y me dirigí a la cocina, donde cogí la cafetería y procedí a preparar un poco de café.Abrí el frigorífico y saque el bote de mantequilla, lo coloque a un lado de la cafetera, me dirigí al cajón de cubiertos, pero al intentar abrirlo, lo forcejee un poco.Estaba un poco atorado, tal vez necesitaba aceite.
Decidí coger el cuchillo especial para mantequilla y dejé abierto el cajón, preferí eso a forceje-arlo de nuevo.Cogí la bolsa de pan que estaba en una pequeña puerta que se encontraba encima de la parrilla.Saqué una rebanada y la unté de mantequilla, me daba pereza tostarla.
Al finalizar, metí el bote de mantequilla de nuevo al frigorífico.
Deje el cuchillo...
 Comencé a buscarlo.
 No lo encontré.
 ¿Enserio?
 Bueno, no importaba.
 Cogí una taza del fregadero, la remojé un poco y la llené hasta el tope de café.Cogí el bote de azúcar y una cuchara, llene esta hasta el tope y serví dos dentro de la taza.Cerré el recipiente de la azúcar y mezcle el café.Finalmente arroje la cuchara al fregadero y me dedique a tomar mi café, dando ocasionales mordidas al pan con mantequilla.
Y me recargue en el frigorífico.
 Y nada.
 Como siempre, nada.
Jamás pasaba nada.
 Nada.
 La nada.
 Curiosa e implacable.
Llena de cosas, no sólo es nada.
 Es la nada.
 — Je —El pensamiento me hizo reír.
 Que estúpido.
...
Termine el café y lo arroje al fregadero.Iba a cepillarme los dientes, pero ya iba tarde, tenía que salir de casa pronto, por lo que cogí mis llaves, mi teléfono celular, mi chamarra (la cual me coloque antes de salir) y salí de casa.

VincentWhere stories live. Discover now