Rascándome la cabeza dormida, me dirigí al baño, soy de esas personas que no terminan de levantarse hasta que no se laban la cara adecuadamente. A punto de entrar y Azarías pasó tranquilamente a mi lado empujándome y entrando.
—No, no... —susurré para mi misma cuando escuché el cerrojo. — Necesito usar el baño porfavor...—Toqué la puerta, pero no recibí respuesta, seguí tocando hasta que se abrió de repente casi llevándome consigo.
Su cabello lucia ligeramente despeinado pero no perdía su toque de elegancia, como podía verse bien en la mañana, seguro el piensa que soy un cuco.
Señaló su reloj con fastidio y noté que eran las 9:35"Voy a usar el baño de 9 a 10"
Antes de que cerrara la puerta, metí mi pie ya sin poder aguantar, el dolor fue enorme pero necesitaba entrar.
—Porfavor, porfavor, es rápido. —dije gimiendo de dolor y necesidad.
—En frente hay una gasolinera —dijo simplemente y me empujó ligeramente para cerrar la puerta.
—¿Que?, ¡No! Espera... —toque un par de veces la puerta pero fue inútil, el ruido de la ducha tapaba mis sonidos.
Adivinen quien se quedó sin papel en la gasolinera.
Azarías no.