Izuku mira al rubio, quien sigue inconsciente con la cabeza hacia atrás y toda la boca abierta.
Por un momento sopesa que esté muerto, pero sigue respirando, así que esa idea está descartada.
-Hey.- dice, chasqueando los dedos frente a él, pero el rubio ni se inmuta.
Suspira cansado. Su ordinaria vida se ha vuelto demasiado complicada desde que aquellos dos aparecieron. Pensó inocentemente que el mayor problema que llegaría a tener sería Bakugo, pero al parecer las cosas podían empeorar.
Es algo frustrante verse tan débil en comparación con ellos. Sin ningún tipo de poder, cuidar de sí mismo es demasiado difícil, por lo que ha terminado arrastrando a los demás.
Todoroki y los otros no habían salido tan malparados como el rubio. Al final se había quedado solo contra Shigaraki y, le guste o no, Bakugo no es tan fuerte como Tomura.
Todoroki hubiera jugado con más ventaja, ya que podía mantener las distancias mejor que el rubio, pero el plan no había salido ellos como querían, raramente lo hace.
Levanta suavemente la cabeza del mayor y coloca un cojín tras ella, intentando que cierre la boca, porque la verdad es que le está perdiendo todo el respeto. Sin ese ceño fruncido y mirada fulminante, el rubio es mucho menos intimidante, aunque sigue teniendo facciones muy masculinas que lo hacen parecer alguien brusco, y lo es.
Se levanta en busca de algunas mantas para que el rubio se quede a dormir. No tiene planeado dejar que se vaya en ese estado, por muy rápido que se cure, necesita descansar. A penas se pone en pié el demonio despierta, empezando a toser como si el aire le quemara la garganta.
-No, no, no.- corre hacia él y le obliga a levantar la cabeza sujetando su quijada.
Aún recuerda sus clases de primeros auxilios y sabe que lo mejor es despejar las vías respiratorias, cosa que no se consigue si el mayor se inclina para toser.
Katsuki coge aire, aunque este parece negarse a entrar en su cuerpo. Está a punto de mandar al pecoso por los aires cuando empuja su cabeza, pero cambia de opinión rápidamente cuando siente que puede volver a respirar.
-Joder.- se queja, apartando al menor cuando empieza a ser consciente del dolor en su cuerpo.
Gruñe con molestia y trata de levantarse torpemente, percatándose de que no están en la calle, sino en una casa, la casa del humano. Recuerda en segundos lo que acaba de pasar y siente las palabras de rabia agolparse en su boca.
Izuku se queda quieto, esperando que el otro se calme, pero su ceño fruncido y esos ojos furiosos le dicen que se avecinan gritos.
-¡Tú!- brama. Izuku levanta las manos en señal de paz, pero eso no calma al demonio.- ¡Esto es tu puta culpa!
-Lo sé, lo siento.- dice apurado, imitando al rubio cuando este se pone en pié y tratando de guardar la distancia.
-¿Qué lo sientes? Y encima dejas que ese hijo de perra se vaya. ¡Eres un estúpido!- sujeta el cuello de la camisa del chico y tira de él.
-Lo siento.- repite mientras esos ojos afilados se clavan en él de forma furiosa. Pide perdón, pero no se arrepiente en absoluto de la decisión que ha tomado, solo lamenta que el mayor esté herido.
Katsuki lo mira por largos segundos. Debería matarlo a golpes sino fuera porque le ha salvado el pellejo, aunque eso no hace que su molestia desaparezca. Arrastra los dientes, sopesando que hacer, pero al final solo lo suelta de mala manera y se aparta de él como si fuera venenoso. No le trae más que problemas.
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Diferente. (Katsudeku)
أدب تاريخيizuku va de camino a casa desde la escuela, llueve a cantaros y no tiene nada con que cubrirse, así que corre con la mochila en la cabeza, las calles vacías. Solo se oye el chapotear de sus pies en los charcos, y un quejido. Clava los pies en el res...