Cuando me levanté por la mañana siguiente lo único que hice fue exactamente la misma rutina que ayer, solo que esta vez, algo no dejaba de rondar en mi cabeza. Salí de mi casa rumbo a la escuela y conforme pasaban las clases no podía evitar que los nervios aumentaran. Si estar sola con aquel hombre, en un lugar público donde hay gente que me puede ayudar si intenta hacer algo, me daba pánico, ahora el pensar en estar solo él y yo, me revolvía el estómago. Realmente me había pasado los últimos días pensado en su era tan mala idea como le parecía y no había podido llegar a una conclusión.
En clase de Historia el profesor parloteaba sobre los hechos históricos de como Estados Unidos ganó la guerra por Texas y como afecto a el país. Dejo de prestar atención al frente cuando siento que mi teléfono vibra en la mesa, lo tomo con cuidado de no ser vista y veo de quién es el mensaje.
Un número desconocido, y es solo un mensaje.
Lo abro con curiosidad, encontrándome con un mensaje que dice:
“Prepárate algo formal, linda. Te tengo una sorpresa”
—Tu asombrosa citaMe quedo viendo mi teléfono como tonta por lo que me parecen años, hasta que siento el codazo de Mar provocando que me gire a ella aún en algún tipo de shook, me indica con la mirada el frente y noto que el profesor sigue hablando sin despegar sus molestos ojos sobre mi.
Antes de poder dejarlo en visto y poder guardar mi celular, veo rápidamente la pantalla una vez más
¿Cómo...?Escribo rápido un mensaje como respuesta.
“¿Cómo conseguiste mi número?”
La respuesta no tarda en llegar.
“Te dije que solo hace falta preguntarle a unas cuantas personas ;)”
*
Al terminar las clases, rápidamente camino hasta llegar a mi casa, sintiendo una ansiedad que me revolvía el estómago, dándome nauseas.
Subo rápidamente, no sin antes saludar a mi pequeño Lancelot quién me observa con sus grandes ojos azules, le sonrió sintiendo mi pecho calentarse con amor y acaricio su blanco y suave pelo. Me despido de él antes de partir a mi habitación, me meto a bañar sin importarme que ya lo he hecho horas antes. Coloco el vestido negro liso que he escogido para esta noche en mi cama y me dedico a acicalarme. Aliso lo más que puedo mi cabello castaño con ayuda de la plancha, una vez que está listo ahora sí me pongo el vestido con cuidado de no arrugarlo y que se vea mal.
Siento la urgente necesidad de verme bien, así que me esfuerzo por lucir sofisticada. Tomo el par de tacones, sin plataforma y sé que mis pies estarán adoloridos al volver a casa, suspiro con fastidio ante la ideaUna vez lista meto cosas necesarias en mi pequeño bolso, y me giro hacia mí reflejo, donde me dedico a delinear cuidadosamente mis labios, colocándoles un labial rojo cereza y me sonrío a mi misma al espejo. Cuando el reloj da las ocho en punto, mi estómago da un vuelco cuando escucho como mi teléfono suena, lo contesto sabiendo quién es.
—No tardes tanto, guapa, comenzo a desgastarme.
Al escuchar su comentario y su voz, cierro los ojos y suspiro, preguntándome una vez más que tan mala es esta idea.
—Espera ahí, ya estoy bajando— le digo antes de colgar. —Adiós, Lan— le doy un beso en su pequeña cabeza y le sonrío. El me observa fastidiado de que le haya despertado mientras yo me coloco un abrigo que tomo de la perchera, me llega abajo de las rodillas protegiendome del frío otoñal. Salgo al exterior y mis ojos dan inmediatamente con el coche negro y su dueño, cuando nuestras miradas cruzan, me sonríe con tanta alegría que me resulta molesto.