Extra 1: Parto.

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Violetta

Me levanto de la cama encaminandome a la cocina, que la verdad me queda cerca. La nueva casa que compramos con Éfren es muy linda de dos plantas y con un jardín increíble, posee tres habitaciones abajo y tres arriba contando con una habitación extra donde tenemos un sauna, en el patio de atrás tenemos unas unas hamacas que son exquisitas para una buena siesta. La habitación de la nena ya está decorada en tonalidades de rosa pastel y blanco, el cuarto tiene su armario ya cargado de ropitas, su cuna que está ubicada en una de las esquinas, en la otra esquina hay una mecedora donde puedo sentarme a amamantarla al lado de la cuna hay un oso gigante donde se pueda sentar cuando tenga la edad para hacerlo. En los espacios que quedaba vacíos nos encargamos de poner una estantería con cuentos y libros infantiles, una cómoda al otro lado de la cuna, con una lámpara de nubes, en el techo hay estrellas luminosas que brillan con la oscuridad y una alfombra rosa pálido que cubre el suelo de toda la habitación.

Adelaide Evangeline Wells Parks.

Ese será el nombre de nuestra nena, Dios primero.

Al llegar a la cocina, tomo varias de galletas soda del gavetero y de la refrigeradora un pote con nutella. Tomo un cuchillo pequeño y un plato sin olvidar mi botella de leche y camino de vuelta a el cuarto. Al entrar llamo la atenderé Éfren que cuando su mirada cae sobre lo que traigo en las manos niega con la cabeza.

—Ese pequeño vicio tuyo algún día te matará de diabetes —ven, ¡Es un exagerado! Luego quiere que no me enoje.

Lo ignoro resignada y me siento en la cama a un lado suyo, está viendo en netflix una serie Siren, es tan escalofriante ver aquella mujer hecha una tremenda bestia. Y yo pensando que las sirenas eran bellas..... Ariel me defraudaste hermana, la traición... La decepción.

—Cariño, esa sirena se parece a ti —quiero llorar, quiero enojarme, gritarle y golpearlo, pero lo único que hago es ver cómo sale agua de mi pantalón —¡Demonios! Que cochina eres, te has meado la cama —será estupido, lo miro horrorizada.

—¡Estupido! Tu hija quiere conocerte en persona.

—Si, eso ya lo sé. Cuando venga la hora me conocerá —lo dice de lo más tranquilo para mirar hacia la televisión de nuevo, enojada, le doy un buen golpe en la cabeza —¿Que?.

—Serias tan amable si me llevarás al hospital, porque si no te has dado cuenta he roto fuente, ¡Y DUELE COMO LOS MIL DEMONIOS!, así que APÚRATE —eso, solo eso bastó para que se levantara rápido a traer la pañalera. Buen muchacho.

Hago lo que aprendí en las lecciones de parto, inhala, exhala y así sucesivamente.

—Ya vamos a llegar cariño, vas a ver que todo va estar bien.

—Esta, esta es tu maldita culpa, y estaría bien si pisarás ese acelerador como un hombre, porque me está doliendo un pichazo.

—No, la velocidad está bien, si acelero las podría poner en riesgo y es.....

—Pisa la mierda de una jodida vez, y hazme caso una maldita vez en tu puta y miserable vida de mierda, ¡JODER! TE ODIO —voltea a verme apenado para acelerar y volver la vista hacia el frente, estamos por llegar y el a paso de tortuga, estoy frotando mi panza suavemente.

—Lo siento, apúrate, acelera —le digo agonizante, todo me da vueltas y antes de ver todo negro susurro —Éfren.

Éfren

La puta mierda, se ha desmayado.

Manejo a toda la velocidad posible, solo queda cuadra y media para llegar a la clínica donde tendremos al bebé. Sé que lo otro no lo dijo encerio pero si me sentí mal. Al llegar a la clínica pido ayuda para poner a mi mujer en una camilla, aunque no estemos casados ella es mi mujer. Le doy caricias en la cara para seguirla hasta el cuarto donde va nacer Evangeline.

(***)

Corto sonriente el cordón umbilical de mi pequeña nena, viendo a Violetta que se encuentra sonriendo pesadamente, ella está cansada. Dos horas nos llevó de parto para tener a nuestra princesa una pequeña pelota rosadita. Camino la bebé hasta la mujer que quiero para el resto de mis días y le doy un beso en la frente, poniendo a Adelaide en su pecho.

—Gracias cariño, te amo tanto —doy un casto pero significativo beso en sus labios —Descansa.

Definitivamente hoy fue el mejor día de el año.

Digo el primero fue cuando me dieron la noticia que ella estaba en camino.

Solo espero que podamos tener muchos bebés más.

________.

Bocadillos.

Un pequeño extra.

Espero les guste.
Gracias por todo.

jenice09




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