Capítulo V

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- Chicos, será mejor que no vayáis. Está llorando. - observó Remus.

- ¡Más diversión todavía! - dijo Sirius soltando una carcajada después. - ¿qué opinas Colagusano?

- No pasará nada... o eso espero. - dudó Peter.

- Venga chicos. Siempre lo hacemos y nunca a pasado nada, - apuntó James - Canuto tiene razón, será divertido un pequeño duelo con Quejicus.

- Pero Cornamenta, sabes que lo está pasando mal por sus peleas con Lily. - recordó Remus.

- Eso no es nuestra culpa. Si él no pensara de esa forma no se pelearía con ella.

- Además, Lily se está dando cuenta de como es y se está empezando a juntar con nosotros.

- Pronto será tuya, Cornamenta - dijo Peter.

- ¿Qué? Os tengo dicho que Lily no me gusta... - dijo el azabache ruborizándose.

- Nos estamos yendo por las ramas. ¡Vamos a divertirnos con Quejicus! - recordó Sirius. - ¡Eh! ¡Quejicus! ¿Ya estás otra vez llorando?

- No estoy llorando, dejadme en paz. - les contestó secandose las lágrimas, evitando que no se notaran.

- Venga Quejicus, deja de llorar y ponte en pie. - propuso James.

Entonces fue cuando llegó Lily:

- ¡James, déjale en paz!

- Venga Lily, solo nos estamos divirtiendo.

- Es una forma asquerosa de divertirse.

- ¡Expulso! - gritó Severus apuntando a James con su varita, pero el ágil pelinegro lo esquivó.

- ¡Expulso! - conjuró James, y este sí que le dio. El maleficio empujó a Severus bruscamente y chocó con el árbol que tenía detrás. 

- ¡Buena esa, James! - celebró Sirius, riendose junto a sus amigos.

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