Prólogo

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JAI

Hace unos años...

Era de nuevo un combate de bandas en medio de la plaza, de noche. Nosotros contra ellos. Pero nuestras batallas no eran como las de la demás gente. Eran peleas de baile. Demostraciones de talento y estilo, nada más allá de eso. Me estiré del borde de la camiseta de tirantes negra que llevaba hacia abajo y me coloqué bien el gorro de lana azul que siempre llevaba en los enfrentamientos y que, cubría mi pelo castaño claro dejando visible solamente mi flequillo. Di unos golpes con la punta de la bamba Adidas en el suelo, y volví la mirada a mi compañera de baile.

Ella y yo, los mejores bailarines de la banda. No había quien nos ganara, nuestra sincronización y coordinación eran invencibles e incomparables. Ella también se colocó bien un gorro de lana igual que el mío, y por un lado de su cuello, caía una coleta baja que se había hecho en un lado de la cabeza, que sujetaba su cabello pelirrojo oscuro. Llevaba unos shorts tejanos, muy cortos que dejaban visibles sus largas y suaves piernas. También llevaba una camiseta de tirantes negra. Su mirada aguamarina se clavó en mí, y una sonrisa se dibujó en sus labios mientras asentía. Entonces, con perfecta sincronía fijamos la mirada en nuestros dos contrincantes, dos tíos altos y musculosos que daban muy mal rollo. Los de detrás de ellos murmuraban y se reían sin dejar de mirar a mi compañera: como siempre, la subestimaban.

El equipo de música fue colocado en el suelo, y la música empezó fuerte y retumbando dentro de mí. Chasqueé los dedos y ella empezó a mover los brazos de abajo a arriba trazando una línea circular mientras daba pasos cortos hacia delante y hacia atrás de forma muy sexy. Yo hice la ola con los brazos, a la vez que separaba las rodillas hacia los lados y las juntaba. Ella se acercó a mí, me puso la mano en la cabeza y me empujó abajo. Yo me tiré, girando sobre mi espalda, y luego girando sobre mis manos apoyadas en el suelo al más puro estilo breakdancer. Ella aplaudía al ritmo de la música mientras marcaba el ritmo levantando y dejando caer el pie en el suelo. Hice fuerza con los brazos, apoyando la cabeza en el suelo, y empecé a girar sobre mí mismo estirando las piernas. Cuando creí oportuno, hice fuerza con los brazos y me puse en pie de un salto sorprendente, cayendo perfectamente como si nada y con los brazos cruzados sobre mi pecho. Mi compañera señalaba a la banda contraria. Ahora era su turno.

Ellos tenían la boca abierta y uno de ellos levantó la mano en alto, dando a entender que se rendían. Dave, un amigo de nuestra banda paró la música y cogió el equipo de música. La otra banda se fue.

- ¡Otra victoria para el dúo dinámico!-dijo en tono divertido-

Mi compañera y yo dimos las gracias y nos sonreímos mutuamente.

En la banda éramos cuatro. Y éramos la única banda con una chica en sus filas. Dave, era el que traía y llevaba el equipo de música, aunque también bailaba bien, pero siempre le dejábamos a él y a Matthew las bandas de bajo prestigio. Su pelo era negro, sus ojos oscuros y de complexión fuerte. Luego estaba Matthew, aunque todos le llamábamos Matt. Era mejor bailarín que Dave, porque tenía la ventaja de haber practicado Parkour antes de bailar. Su pelo era rubio claro, sus ojos verdes y al igual que todos estaba fuerte. Y luego estaba Niki, mi compañera, con un cabello largo pelirrojo, piel suave más o menos morena, ojos azules cian, más o menos alta y tenía una complexión fuerte a la vez que sexy, que hacía caer la baba a más de uno.

-Bueno, ¿hay más bandas que quieran perder?-preguntó Niki a

Matt.

-No, de momento. Los Bushido se retiraron por un tiempo y los South-Coast Kings se cambiaron de barrio. No hay rivales interesantes-contestó él sin darle mucha importancia.

-Qué mierda. Los únicos dignos de enfrentamiento eran los South-Coast Kings y también se han pirado-bufó ella indignada-

-Bueno, ya vendrán otros-aclaré yo- y ahora vámonos de aquí

Ritmo en la SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora