Capítulo 5 • Juicio

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— ¿Qué haces? — Le pregunté.

— Ponerte unas esposas. — ¿Otras? ¿Y ahora qué? — Vamos a juicio. — ¿A juicio? "Cálmate" Me dije. ¿Para qué vamos a juicio? — Decidirán cual será tu castigo o si tendrás uno. — Respiré hondo.

— Tengo derecho a tener un abogado ¿no?

— En realidad no... — Lo miré desconcertada. — Pero por el interés de dos héroes profesionales lo tendrás. Date por satisfecha.

Y ahí estaba yo. Delante de un centenar de personas mirándome. Con un juez observando cada mísero movimiento que había. La sala estaba enterrada bajo un silencio sepulcral.

— Bien, comencemos. — Dijo el juez. — ¿Eres _________? ¿Cierto? — Asentí. — Se te ha acusado de estar ayudando a los villanos todavía sin localizar tras la última batalla. ¿Alguna objeción? — Negué. — Empecemos entonces. — Aquí se decidirá si serás castigada por tus actos o si quedarás libre de toda sospecha. La decisión final será totalmente bajo mi juicio. Que comience a hablar el representante de la parte demandante.

— Señoría creemos que la acusada debería estar encarcelada como cualquier otro villano y deberíamos tratarla con igual derecho que estos. Pues creemos que solo ha tenido la mala suerte de que la a traicionado un compañero. — Acabó.

— ¿Algo más? — Negó — Prosigamos. Que hable el defensa

— Señoría, creemos que no se debería encerrar a una chica de tan solo 15 años que por casualidad la encontraron en el suelo y depende de tan solo 2 testigos que vieron que fue tirada por un villano. Además no está confirmado que ella perteneciera a su grupo pues nunca se tuvo consciencia de que existía hasta encontrarla. No participó en ningún ataque que hicieron los villanos. Además, si quisiera ser una heroína, sus quirks servirían de mucho en cualquier agencia.

— ¿Qué opinas? — Me preguntó directamente a mí.

— ¿Sobre qué, señoría?

— Sobre todo. ¿Podrás convertirte en una heroína y salvar a la humanidad?

— Señoría. ¿Usted delataría a su madre que ha robado en un supermercado? No, ¿verdad? Pero, ¿la ayudaría a robar? No. — El juez dio tres golpes en la mesa y concluyó el juicio.

Unos 45 minutos después volvió a la sala donde todo el mundo esperaba la noticia, el veredicto final.

— Con ayuda del jurado, al final, hemos decidido que la acusada queda libre de toda sospecha. Pero se la requiere vigilancia fuera del domicilio donde vivirá. En cuanto a ese tema hemos decidido que podrá vivir con su padre biológico Aizawa Shota, héroe profesional. — Eso confirmó lo que solo eran sospechas para mí. Ese hombre con ropa estrafalaria era mi autentico padre. Realmente tenía muchas preguntas por hacerle. — Con eso termino este caso. — Dio un último golpe en la mesa.

Estaba acojonada, iba a hablar con mi padre por mi primera vez y no solo eso sino que también iba a vivir con él. Todo estaba cambiando demasiado rápido y nunca me cansaré de decirte que hubieras significado un mundo que hubieses estado conmigo en esos momentos.

— Esto... Hola — Era él. Mi padre biológico. Se quedó callado unos momentos y después sonrió. Yo lo miré desconcertada. — Te pareces a tu madre. — Abrí los ojos y no sé porque empecé a llorar.

Era como si todos los recuerdos vinieran a mi mente en ese momento, uno tras otro. Desde esos sonidos de la sirena de un coche, los gritos de una voz femenina y veía borrosamente a un hombre que se parecía a mi "padre" luchando contra villanos, contra la liga. Luchaba bien, bastante bien. Se las arreglaba para estar luchando contra vosotros. Yo tenía los ojos borrosos, como si estuviera llorando. Recuerdo como le daban una patada en el estómago a mi padre y como le hacían una herida con un cuchillo en las piernas y en los brazos. Podía sentir y escuchar los latidos de mi corazón a punto de desbordarse. Corrí. Sí, una niña de apenas 5 años corriendo por mitad de un callejón en el centro de Tokio, en un mundo donde los villanos, aunque también los héroes, son una realidad. Recordé como me caía y me hacía daño en la muñeca y en la rodilla e intentaba curarlo con mi kosei de curación. Parece que noté como alguien se acercaba a mí. Sentí como mi pelo se volvía hacia arriba y como mis ojos me empezaban a doler una barbaridad. Vi esos ojos azulinos que tan enamorada me tenían por primera vez y esa llama de ese mismo color emergiendo de tus dedos. Vi tus labios moverse, en ese entonces no entendí lo que decías pero con estos recuerdos lo he escuchado muy claramente.

"La niña de los tres quirks"

No sabía ni quería saber a qué te referías. Me daba miedo, no sabría decirte de que, pero así era. Me sentía mareada y todo sonaba como si estuviera como un filtro, las imágenes se veían cada vez más borrosas y sentía como si mi cuerpo pesara cada vez más y más. Mis párpados se iban cerrando poco a poco mientras iba quedando en un profundo sueño.

— ¿Vas a rendirte?

Me había dicho Shoto como si no hubiera pasado nada, pese a todo lo que había pasado. O más bien me estaba hablando como si fuera antes de lo ocurrido ¿sabes?

— Mmm... — Salió de mi voz — Sí. De todas formas no sé cómo podría utilizar mis quirks para luchar.

En ese momento no sabía cómo diablos Shoto y yo estábamos hablando de pequeños y de que estábamos hablando y simplemente solo estábamos haciendo eso. Era como un paraguas en medio de una tormenta. Sé que es una metáfora un poco cutre pero es así. Un recuerdo tan cálido como ese había venido a mi mente cuando allí todo era un caos.

— ¡Pero qué dices! ¡Si son increíbles! — Parecía muy emocionado, incluso se puso a saltar en el colchón — ¡Puedes utilizar tu quirk de creación para tener armas, el de curación para sanar tus heridas y el de tu padre para que tus enemigos no te ataquen! — "3 quirks" Pensé. Aunque ese último quirk nombrado no lo he utilizado nunca. — ¡Eres genial ________-chan!

— Pero cuando utilizo el quirk de mi padre me duelen los ojos. ¡Además tú también tienes 2 quirks Shoto-kun! — De pronto se desanimó y se sentó en el sofá de nuevo.

— Pero no me gusta mi lado izquierdo... — Dijo desanimado. De pronto entró una mujer de cabellos blancos y ojos grises a la habitación donde estábamos

— ____-chan. Tu madre te llama para que vayas ya a casa. — Su voz era dulce

— Oh... Si, ya voy. — Recogí mis cosas y antes de salir miré hacia atrás. — Nos vemos Shoto-kun. — Él asintió

Y entonces me di cuenta de que Shoto y yo, éramos vecinos de pequeños.

Aunque claro, tu eso ya lo sabías.

¿Un Solo Bando? | Dabi y Tú [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora