Capítulo 1: ¿Qué es importante?

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No podía ver nada, ni oír nada, sentía que estaba flotando sin poder moverse. De un momento a otro creyó ver pequeños destellos y un susurro de hojas a su alrededor. Al concentrarse mejor distinguió los destellos como sus propios recuerdos y pensamientos.

¿Por qué es importante? —Los susurros se habían detenido y una fuerte voz femenina le cuestionaba.

No entendió la pregunta, pero incluso si pudiera responder su voz no salía. De repente pensó que en vez de estar flotando estaba hundiéndose, su mente cada vez volvía aquellos recuerdos más claros y entre ellos distinguió una rubia cabellera y unos ojos miel. Su cuerpo se relajó con los recuerdos que poseía de aquel chico; la sonrisa que le entregaba a sus mejores amigos, las discusiones que tenía con quienes se burlaban de él para luego pasar su brazo por los hombros de los otros y convertirlos en sus camaradas, la bondad que mostraba a quienes no conocía, ayudándolos de cualquier forma que pudiera, y luego estaba como lo miraba a él... retador, iracundo, peleaban hasta el punto de lanzarse fuertes golpes, aquel rubio jamás le mostró las mismas expresiones que a los demás.

¿Por qué es importante? —Volvió a escuchar, esta vez más fuerte, aun cuando su tono se mantenía normal, lo escuchaba demasiado fuerte.

—¿Quién es él? —Quería que se callara, que lo dejara en paz, pero solo podía pensar y no hacer nada.

Ahora sus recuerdos mostraron a un pequeño chico de ojos amatista y extraño peinado tricolor, este a diferencia del rubio parecía tratar a todos del mismo modo, alegre y apacible.

—¿Quién es él? —Quería responder, solo para que se callara, su voz empezaba a taladrar su cabeza dolorosamente.

—Tu rival. —Respondió justo después de que los duelos que había jugado contra el enano aparecieran en sus recuerdos.

Creyó que ahora que se había respondido ella sola, dejaría de preguntar y él podría descansar, pero cuando las imágenes del rubio volvieron a su mente, la voz pareció frustrada.

—¿Quién es él? ¿Por qué es importante? ¿Quién es? ¡Responde! —Sintió que gritaría de dolor si solo su voz funcionara.

Luego de ese arrebato por parte de aquella voz, un destello blanco se apoderó de su vista, borró todos los pensamientos y una sensación de terror lo recorrió de pies a cabeza.

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Ojos azules se abrieron de par en par, respiraba agitadamente y un sudor frío le recorría el cuello. Se incorporó lentamente y llevó una mano a su rostro notando que estaba temblando levemente. Se dejó caer otra vez en la cama con sus manos presionando sus sienes, tenía un terrible dolor de cabeza y se sentía enfermo. Por un momento tuvo curiosidad por el sueño, no, por la pesadilla que lo había puesto en ese estado, no recordaba nada. Un segundo después decidió que eso era lo mejor, no quería ni necesitaba saber, lo único que necesitaba era una aspirina para poder ir a trabajar sin sentir que alguien le martilleaba la cabeza.

Diez minutos después salía del baño con una toalla en su cintura y otra sobre su cabeza, parecía que el baño había ayudado en su malestar, pues se sentía mejor mientras se vestía con un traje gris, camisa azul, corbata negra y unos zapatos de vestir negros.

Mientras recogía su teléfono de la mesita de noche alguien abrió la puerta y se arrojó a abrazarlo por el cuello gritando su nombre alegremente.

—¿Mokuba, por qué tanta euforia? —Preguntó mientras disimulaba el dolor de cabeza que regresaba a él con fuerza.

—¿Hermano? ¿Estás bien? —El menor había esperado un regaño por entrar sin llamar o por el hecho de que aún estaba en pijama. Así que conociendo a su hermano decidió esperar a contarle la gran noticia que traía.

Pasado CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora