En un gran salón de baile, propio de los castillos antiguos con paredes doradas decoradas con grandes y pesadas cortinas rojas a ambos lados de los grandes ventanales que dejaban ver la luna llena rodeada de su séquito luminoso; los pisos de mármol brillante y extrañas formas, reflejaban las luces de la araña de cristal en el techo. Las mesas ocupaban un lugar alrededor del salón dejando un espacio libre para que la gente bailara, aunque nadie lo hiciera realmente, las personas allí, todas vestidas elegantemente, hablaban de negocios o los últimos rumores de otra gente en esa misma fiesta.
Un alto hombre castaño de fríos ojos azules y traje azul marino veía desinteresado a la banda que tocaba una suave melodía que no molestaba, pero tampoco llamaba la atención. Era apropiado, pues en esas fiestas solo el anfitrión solía bailar y este estaba rodeado de personas riendo despreocupado.
—¿Seto, te estas divirtiendo? —Le preguntó a la vez que le daba una copa con un líquido rojo.
El mayor de los Kaibas miró al chico, solo un poco más bajo que él, como si hubiera preguntado algo demasiado ridículo como para merecer una respuesta de su parte. El adolescente, de negro cabello corto con reflejos morados y ojos del mismo tono, sonrió nerviosamente, luego alisó su traje violeta y miró su copa y de reojo a su hermano que lo miraba severamente sin beber todavía de su propia copa, el menor se sobresaltó y dejó su copa de inmediato sobre la mesa más cercana.
—Dijiste que vendría, Mokuba —Se quejó Seto con un profundo aburrimiento regresando su vista al grupo alrededor de Pegasus, el hombre sobresalía con su altura y traje rojo chillón.
Los Kaibas suspiraron recordando cómo llegaron a una fiesta del excéntrico Maximillion Pegasus. Todo comenzó el día de ayer en medio del trabajo en KC...
*36 horas antes*
En la oficina presidencial de la multimillonaria compañía monopolizadora de los mejores avances para los duelos de monstruos, su brillante presidente irradiaba ira luego de saberse último en enterarse de una posible competencia gracias a la alianza de Maximillion Pegasus, Zigfried von Schroeder y un tercero del que nadie sabía nada.
—¿Por qué no sabíamos de esto? —Preguntó, a nadie en especifico, leyendo la portada del periódico donde aparecía la gran noticia que tenía escupiendo fuego al gran dragón de KaibaCorp.
—Seto... ¿Es posible que ellos quisieran ofrecerte unirte y tú te hayas negado sin siquiera escuchar? o ¿Que ni les contestaras las llamadas? —Preguntó lentamente Mokuba, si conocía bien a su hermano, eso era muy posible.
El silencio del mayor dijo mucho más que si hubiera hablado, Mokuba pensó en dejar que su hermano decidiera que hacer con esa información y seguir leyendo los informes que estaban en la mesa baja enfrente del sofá donde estaba sentado. Siempre que podía, usaba la oficina de su hermano para trabajar y pasar tiempo con él.
—¿Quién podrá ser ese tercero? —Continuó hablando para sí mismo después de un momento. —Ya bastante me estaba preocupando por ese nuevo diseñador de Pegasus, ahora esto...
—¡Oh! Eso me recuerda... —Mokuba se levantó y rápidamente caminó hasta estar frente al escritorio, con su hermano viéndolo con curiosidad. —¿Recuerdas que esta mañana quería contarte algo importante?
El ojiazul asintió con la cabeza dejando el periódico a un lado y dándole toda su atención al adolescente.
—Pues verás, Pegasus llamó y nos invitó a una fiesta en la que presentaría a su nuevo y talentoso diseñador, ¡debemos ir, Seto!
El menor se apoyó en el escritorio y vio desde abajo a su hermano con una gran sonrisa y pestañeando un par de veces, haciéndose el lindo para que le costara decir que no. Seto, sin embargo, no dio muestras de verse afectado por esa artimaña y se puso en pose pensativa, su mirada corrió hasta el periódico, su ira lo hizo levantarse y tirarlo a la papelera después de destrozarlo con una lentitud que incomodó a Mokuba imaginando lo que pasaba por su mente.
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Pasado Corazón
FanficHan pasado cuatro años desde que se graduaron de la secundaria, han pasado cuatro años desde que Joey Wheeler desapareció sin dejar rastro. Ahora una nueva pieza del antiguo Egipto ha llegado a Domino, el mismo día que se inaugura su exposición ater...