Capítulo 6: Código antiguo

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Rafael y Joey se acercaron al ala destinada a las piezas egipcias. Desafortunadamente, la sala donde estaba el nuevo mural estaba bastante llena de gente, por lo que los rubios pasaron sigilosamente hacia la siguiente sin querer llamar la atención.

—No debí traerte. —Exclamó secamente.

Rafael suspiró detrás se su máscara, no hacía falta decir que jamás lo hubiera dejado solo, Joey ya lo sabía. Caminaron por el museo como meros turistas atrayendo un poco la atención, pero por lo demás pasando inadvertidos.

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Saliendo de KaibaCorp. se sintió vigilado, miró alrededor, pero habían muchas personas en la calle. Sus guardaespaldas lo rodearon y dirigieron a la limusina que lo esperaba, cuando estaba entrando por la puerta abierta vislumbró una persona enmascarada entre la multitud.

Un sentimiento de anticipación lo inundó durante el viaje en carretera. Sintió que el conductor daba más vueltas de lo normal y se puso alerta.

—¿Sucede algo? —Dijo bajando el vidrio que lo separaba del conductor.

—Una motocicleta a estado siguiéndonos durante un rato, señor.

—¿Solo una? —Intentó que la decepción no se notara en su pregunta.

—Sí, señor.

Seto miró por la ventana trasera, no pudo ver la moto, tal vez la habían perdido. Sin embargo, la limusina frenaba mientras Roland, que estaba de copiloto, le pedía que se quedara en el auto.

Al frente de la limusina, el motociclista estaba parado en medio de la carretera con un papel en la mano alzada. Roland se acercó con su mano en la funda abierta de su pistola. Seto se preguntó brevemente donde estaban sus otros guardaespaldas, pero esa era una pregunta para después. Roland regresó para darle el papel con una nota escrita.

Tienes algo que me pertenece.

J.W.

Breve, pero eso no importaba. Miró el libro que estaba sentado a su lado, bastante seguro que era eso lo que quería. Miró hacia arriba para ver que el motociclista se había echado a un lado para que pudieran avanzar, pero esperando para poder seguirlos.

No sabe que lo tengo encima, cree que está en la mansión. —Continua, deja que nos siga. —Ordenó cerrando la ventana.

Cuando avanzaron la moto se quedó a un lado del auto. Seto aprovechó los vidrios polarizados para mirar al hombre e intentar distinguir a Wheeler debajo del casco y traje negro que lo cubría. No lo consiguió. Tal vez había cambiado más de lo que había pensado inicialmente. Su estómago se retorció ante la idea e hizo todo lo posible por ignorar al extraño que los seguía por el resto del camino.

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Joey y Rafael pudieron acercarse al mural cuando la sala se despejo con solo unos pocos dispersos que salieron de allí intimidados por el gigante con mascara de gorila.

Rafael se quedó unos pasos atrás mientras Joey se acercaba, pasando los ojos por la escritura hasta detenerse en la imagen del dragón.

—Tanin. —Susurró con su mano derecha flotando sobre la imagen, un cristal entre ellos.

Los ojos de piedra del dragón brillaron débilmente en rojo, como si respondiera a su cercanía.

­—Li tanin. —Presionó su mano contra el cristal, el brillo rojo se intensificó y un bajo gruñido de reconocimiento resonó en la sala, tal vez en todo el edificio, no es que a Joey le importara.

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