Capítulo 4: Su importancia

227 20 3
                                    

Yugi y los demás llegaron casi corriendo a la cafetería en el edificio de Devlin, este los había citado allí con urgencia la noche anterior. Algunos no habían podido dormir debido a la intriga, Duke solo dijo que esto se debía decir en persona y les dijo que llegaran minutos antes de la apertura de la tienda.

Duke ya los esperaba en la entrada jugueteando nerviosamente con unos dados, esto empeoró la preocupación del más bajo del grupo, quien tuvo que mirar mejor si no faltaba alguien o alguien estaba herido. Tal vez Téa tenía razón y encontrar sus cartas grabadas en piedra era un mal augurio para ellos.

—Bueno... —Comenzó una vez todos estuvieron sentados en una mesa redonda excepto él. —Joey apareció.

A falta de una mejor forma de decirlo, solo quitó la curita de un tirón. Viendo a los otros, tal vez no fue la mejor idea. Duke tomó asiento y espero a que lo procesaran.

—Lo sabía. —El albino fue el primero en hablar colocando una gran sonrisa en su rostro.

—¿Exactamente, qué sabias? —El segundo fue Tristán, con su traje de policía, que miraba molesto al compañero a su lado.

—La carta de Joey en la piedra, esta vez fue un buen augurio. —Interrumpió la chica con esperanza, tenía una pequeña sonrisa y sus ojos se estaban cristalizando.

—¿Dónde está? —Preguntó entrecortado el tricolor, captando la atención de los otros tres en el pelinegro que no parecía tan feliz como debería.

—Él está... —Bajó la vista para pensar bien en sus palabras.

La levantó nuevamente cuando escucho el jadeo colectivo. Todos tenían una cara de espanto y horror, y se dio cuenta de que su gesto había sido malinterpretado. Se dio prisa en sacarlos de su error.

—Está vivo y sano y bien, no se preocupen por eso. —Sonrió para tranquilizarlos.

—Juegas con nuestros corazones, amigo, ya habla claro. —El moreno apoyó el codo derecho en la mesa y la cabeza en su mano, con la mano izquierda en su pecho.

—Sí, bien... Empezaré por el principio...

Y así, Devlin les contó cómo había ido a la fiesta en la que Pegasus daría a conocer a su nuevo diseñador del que tanto se había especulado, como encontró a los hermanos Kaiba, la llegada de los Wheeler, la actitud indiferente de Joey, la presentación de su primo Jesse y él mismo a manos de Pegasus y, finalmente, el aire que tenía encima.

—Joey era muy diferente, parecía un... ¡un Kaiba! —Exclamó a falta de una palabra mejor para describirlo.

—¿Debo sentirme insultado? —Habló una nueva voz.

Todos miraron a un lado, donde el menor de los Kaiba se erguía soberbiamente como solo un adolescente rico puede hacerlo.

—¡Mini-Kaiba! —Lo molestó Tristán con una gran sonrisa, no entendía lo que pasaba con Joey, él mismo tendría que verlo.

El adolescente bufó molesto por ser llamado así, tomó una silla de otra mesa y la agregó a la mesa para sentarse entre Yugi y Duke. —Duke me dijo que se reunirían así que pensé en pasarme, no pude convencer a Seto... Él está realmente molesto hoy. —Informó con un suspiro de preocupación.

—¿Así que Kaiba y Joey no pelearon como de costumbre, sino que Joey los ignoró por completo? Eso sí que da miedo. —Téa fingió un escalofrió y todos se rieron un poco, aligerando el ambiente.

—En un momento, mi hermano se acercó a Joey y Pegasus, pero creo que no se dijeron nada. Cuando Seto volvió parecía confundido, no pude sacarle demasiado, pero...

Pasado CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora