Capítulo IV
Mambrú se fue a la guerra...
Frustración. Esa es la palabra que describe como me siento ahora. Nunca creí que este chico podría ganarme en un juego tan estúpido como 'piedra, papel o tijeras', pero así fue. Inesperadamente Ortega me ha ganado y tal como le prometí tengo que dejar de molestarlo. Cuando le pedí la revancha no quiso dármela y solo me despachó con una sonrisa ladeada en sus labios y un 'Suerte para la próxima'. Me levanté de su lado con la poca dignidad que me quedaba y tomé lugar en el primer asiento del medio de la clase.
La profesora Gioconda—Sí, se llama como la famosa obra de Leonardo Da Vinci, sin embargo, no les puedo asegurar que sea tan hermosa como ella, ni 'alegre' como la traducción de su nombre en castellano—habla sobre el renacimiento italiano, y como es de esperar menciona a la obra más famosa e intrigante del mundo. Claro, pasa por alto que en realidad la modelo de aquella obra no se llama 'Gioconda' si no 'Lisa Gherardini'. Me pregunto en qué pensaban los padres de mi profesora cuando la nombraron Gioconda Gerardine y no puedo tampoco imaginar qué pensaba la profesora cuando se casó con un hombre llamado Francisco, justo parecido al nombre del esposo de Lisa Gherardini; Francesco del Giocondo. Una vez mientras indagaba sobre esto mismo, llegué a pensar en que la profesora pudiera tener un romance a escondidas con el profesor Leonardo, solo para seguir la tradición, pero me dije que tantas casualidades en la vida no podían ser posibles.
En fin, mientras ella habla, me dedico a dibujar muchas bombas, granadas y diferentes explosivos en la parte superior de mi cuaderno, sigo pensando en mi derrota y en cómo haré para lograr saber el signo de este chico. A pesar de todo, no pierdo la perseverancia ni la confianza, sé que tengo que idear una forma de dar con la información que necesito. ¡Y entonces, recuerdo sus palabras! Suerte para la próxima ¡Esto quiere decir que espera que haya una próxima vez! o tal vez no 'espera', pero sí sabe que seguiré insistiendo, por lo que me doy cuenta en este momento de que tengo luz verde para por lo menos dirigirme a él y poco a poco ir deduciendo pequeños detalles de su información personal. La profesora da por terminada la clase. Mientras espero que el otro profesor llegue, no me muevo de mi asiento y en mi hoja de cuaderno intento hacer un plan con las formas y opciones que puedo emplear para acercarme al trasero de bolibomba. Al final solo escribo una.
1) Secuestrarlo.
¿Será muy extremo, acaso? muerdo el borrador de mi lápiz mientras frunzo el ceño y evalúo las posibilidades de que se deje secuestrar sin que yo tenga que hacer mucho esfuerzo físico o intelectual. De repente escucho un suave 'Tssst, tssst' a unos pocos metros de mí, lo ignoro porque no estoy segura de que sea conmigo. El siseo persiste durante unos segundos más.
—¡Tssst, tsss! Lau—Me susurran. Volteo hacia atrás para buscar a quien me llama y me consigo diagonalmente a mi izquierda con Helen, una pelirroja con ojos verdes muy atractiva, estoy segura de que si yo fuera lesbiana ella seguramente sería una de mis conquistas. Es más, me atrevo decir que ella es mi amor platónico en mi lado más lésbico. Cuidado, no estoy queriendo decir que sea homosexual, para nada, estoy más que segura de mi preferencia sexual hacia el género masculino pero si así fuera, entonces definitivamente estaría súper flechada de Helen. Además, no es raro que mencione algo así porque está comprobado científicamente que todas las mujeres poseemos un lado lésbico ya que tenemos reacciones físicas ante mujeres atractivas y situaciones sexuales entre chicas, sin embargo, son solamente respuestas instintivas por lo que no determina la orientación sexual. Pero todas tenemos ese lado. Esperen, ¿En qué momento empecé a hablar de los instintos lésbicos de la mujer? Para cuando regreso de mis pensamientos a la tierra, tengo un sobre en mis manos y estoy mirando a Helen expectante.
—¿Y esto qué es? —Le digo confundida y en un tono de voz normal. Sinceramente no entiendo por qué me susurra. Gira sus ojos.
—Un sobre ¿no ves? —Responde aún susurrando.
—Pues sí, ya me doy cuenta. Pero me refiero a qué tiene adentro. —Toco el sobre con mi índice.
—Una carta—¿Carta?
—¿De quién? —Pregunto asombrada.
—No te puedo decir, pero es una carta de amor. —Hago una O con mis labios y abro mucho mis ojos ¿De amor? no recibo una carta de amor desde que tengo diez años. Recuerdo ese día como si fuera ayer, fue tan lindo. Hago memoria y puedo ver a un niño de rizos y ojos verdes montando una bici y viniendo hacia mí a toda velocidad por la calle larga de nuestro vecindario, cuando llega a mi porche, se baja de su bicicleta y salta encima de mí para darme un abrazo de oso, le devuelvo el abrazo, siento su corazón acelerado. Cuando se separa de mí sus verdes ojos brillan y sus mejillas están ardiendo en llamas, mete su mano en el bolsillo izquierdo de su pantalón sacando un papel arrugado, por instinto le aparto el cabello de su frente, él levanta sus ojos y sonríe con labios presionados. Finalmente me extiende el papel, lo tomo y lo miro un poco extrañada. ''Es una carta'' me dice cabeza baja y dirigiéndome pequeñas miradas por debajo de sus pestañas mientras juega con los pies con el césped de mi porche, ''¿Una carta?'' pregunto y el asiente, no puedo evitar regalarle una gran sonrisa ''¿Es tuya?'' mi chico de ojos verdes vuelve a asentir, ''¿Es para mí?'' vuelvo a cuestionar ''Sí, es de mí para ti, ahora léela'', me responde con impaciencia, ahora soy yo la que asiente.
Lau,
Te quiero y desprecio mucho. Nunca había tenido una amiga tan inteligente, estúpida, linda, despeinada e insoportable como tú, espero con mi corazón que late late como el chocolate que seamos amigos por siempre. Y desde hoy te considero MI MEJOR AMIGA, te quiero Lau y prometo siempre cuidarte. ¡Feliz día de San Valentín!
Con amor y desprecio,
Gabriel.
Desde ese momento nos prometimos con un escupitajo de saliva que seríamos amigos por siempre y nos cuidaríamos mutuamente. Lo sé, poco convencional pero así éramos, solo teníamos diez años. Gabriel y yo siempre hemos sido inseparables y nuestra amistad estoy segura que es inigualable.
Rasgo el sobre por un lado para sacar mi carta pero Helen de repente la arrebata de mis manos y me mira con una cara de pocos amigos.
—¡Oye, quiero leer mi carta! —Grito.
—No es para ti, idiota. —Me dice.
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Holaaaa estrellitaaas, hoy mi corazón late late como el chocolate por Gabriel. ¿Están igual de enamoradas de él como yo?, ¿Quién no? Es un amor, una ternurita demasiado preciosa ¡Y que alguien diga que no para partirnos la madre! Jahsjahasj. Nuestro Gabrielito en algún momento nos sorprenderá, créanme.
Por otro lado, este capítulo solo tiene 1.120 palabras así que los recompensaré con el próximo capítulo mañana.
Díganme, ¿Para quién creen que sea la carta?, estaré leyéndolos.
MIS AMORES, recuerden ¡¡VOTAAAAAAR!! Y yo mientras tanto los estaré apachurrando cibernéticamente. Colaboren con esta eclíptica que estamos creando:3. Los quiero ♥♥♥
Atentamente: Alejandra♥.
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Eclíptica.
HumorUn zodíaco con 12 Signos. Una ciudad. Un objetivo. Y lo peor... Muchos chicos/as involucrados. 4 amigos deciden seducir a los 12 signos del zodiaco dividiendoselos en 3 por persona según los elementos: Aire, tierra, fuego y agua. A Laura le han toc...