Capítulo 10: ¿Embarazo?

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-Marisela baja el arma. -pidió Santos apretando a Bárbara más a él.

-No, no la voy a bajar...- río nuevamente, mientras lágrimas rodaban por sus mejillas.- Es más voy a quitarla del medio, jajajaja...- reía en medio del llanto.

Volvió a apuntar a Bárbara, Santos la quitó y un disparo salió del arma hiriendo a Santos que trató de alcanzarla y quitarle el calibre. Marisela quedó estática al ver a su Santitos herido en el suelo, Bárbara corrió hasta donde estaba su prometido quejándose del dolor.

—¡¡¡Santos!!! — gritó Bárbara al estar cerca, se agachó para revisarlo.

Todo el pueblo miraba a Marisela culpándola, Cecilia que estuvo presente en toda la escena no podía articular palabra alguna, estaba sorprendida por tal acto de su niña.

Marisela estaba ahí asustada, temblaba por el hecho de haber disparado a quien decía que amaba, lágrimas desesperadas empezaron a recorrer por sus mejillas mientras que sudaba frío.

—No, no, ¡¡¡no!! — Marisela dio un fuerte grito, despertando de un horrible sueño.

Estaba sentada en su cama de su cuarto, respiración era agitada y sudaba frío. Un dolor se apoderó de su cabeza, estaba a punto de estallar, necesitaba tomar algo para que le calmara ese dolor insoportable.

Bajó a buscar algo para que le calmara el dolor, llegó a la sala y la gente de Altamira iba y venía ordenando la casona.

Esta no entendía nada, fue a la cocina y se encontró con Casilda y a Genoveva que limpiaban los trastes, y vajillas.

Mientras que platicaban lo ocurrido en la noche, entonces Marisela prefirió interrumpir su charla quejándose.

—Aahhgg, que dolor de cabeza insoportable tengo hoy.  dijo adentrándose a la cocina.

—Y como no, niña Marisela si anoche en vez de tomar ponche como la demás, se puso a beber como condenada ron hasta estar completamente borracha y la Doña junto con Don Santos mandaron a que la llevarán a su cuarto. — contó Casilda.

Marisela frunció el ceño no recordaba nada.

—Y luego la Doña fue a verte para saber cómo te sentías pero tú estabas completamente dormida por la borrachera que te has dado. — narró Genoveva.

Marisela abrió los ojos como plato sorprendida por tal relato que emprendió su amiga, ¿estaba hablando de la misma Doña?

¿Doña Bárbara preocupada por ella?

¿Desde cuándo le preocupa por su Estado?

¿Dónde había quedado ese, te concebí con asco y te parí con odio?

Había quedado perpleja olvidando por un momento sus quejas por su dolor de cabeza.

—Marisela... ¿estás bien? — preguntó Genoveva al verla estática.

—¿mhm? em, ¡sí! Este, eeh...la pastilla, debo de tomarla para calmar este dolor que traigo encima. — se apresuró en tomarse un analgésico y se marchó de la cocina lo más rápido que pudo.

Llegó a la sala que estaba algo vacía observó cada rincón como tratando de recordar la noche anterior.

Santos y Bárbara estaban bailando pegados y lentamente disfrutando de la canción, otras parejas los acompañaban y del otro extremo estaba nada más y nada menos que Marisela Barquero matándolos con la mirada.

-Que feliz se ve el patrón. - dijo una de las terneras a la que llamaban Josefina.

-El patrón y la doña también. - comentó a la que llamaban Gervasia. - Nunca la había visto tan feliz como ahora.

La Otra Cara de LUZARDO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora