Adda
-Tu cabello sigue rubio. - me susurró Michael al oído, con una sonrisa.
-Eso no significa nada - gruñí intentando taparlo con mi gorro. - No fue porque me me dijiste que el rubio me quedaba bien. Simplemente a mamá no le pareció bien.
En parte mentí, porque a mamá le había parecido que estaba mal que quisiera que mi pelo dorado se transformara en negro, sin embargo, no me lo había prohibido o algo similar, lo que había pasado era que realmente la opinión de Michael sí importaba. Y, yo no quería admitirlo de ninguna manera. Aún así, el parecía saberlo ya que, su sonrisa no se borró sino que estaba dispuesto a decir alguna cosa estúpida, pero, en ese momento su sonrisa se borró al observar algo atrás mio.
- Debo irme, nos vemos luego, Luna. - dijo rápidamente corriendo hacia esa dirección.
Giré rápidamente para ver de qué se trataba. Era solo Francis, Michael corriendo a encontrarse con él. Mientras que, Francis no nos había visto conversando y agradecí mentalmente debido a que de haberlo hecho, en la tarde me preguntaría y yo tendría que responder fingiendo falta de interés, lo cual era demasiado difícil cuando se trataba de Michael.