[Capítulo 02; ]

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Detroit, plaza.
22 de diciembre del año 2038.
02:08 p.m.

RK900 había ido casi corriendo a aquel lugar.

No era la primera vez que "vagaba" por la ciudad, pero aquellos días era cada vez mas peligroso hacerlo, mas a esa hora de la madrugada.

El principal problema eran los humanos. Muchos de ellos, que odiaban a los androides por vete a saber qué razón, no entendían que nuestro protagonista estaba de su lado y cazaba a los divergentes, tal como la Humanidad quería.

Incluso, de vez en cuando, un par de ellos se acercaban y lo agredían. Desgraciadamente no podía devolverle los golpes ni aunque quisiera. No solo porque su programa se lo impidiera, sino porque RK900 entendía todo lo que causaría si, aunque fuera por accidente, le hacia daño a un humano.

Ya no solo era un androide agrediendo a un "inocente" humano, que de por si haría que  la gente odiara mas a las maquinas... Y si fuera asi, esto no seria un grave problema a nivel social, pero eso significaría grandes perdidas para CyberLife. Y mas viniendo de un RK900, ya que este no era como cualquier androide ni mucho menos.

No, ellos eran prácticamente la esperanza de su compañía, de Kamski.

Su director había asegurado que ellos eran perfectos, que no tenían ni presentarían fallas, ni siquiera era posible que presentaran divergencia... Y si ellos eran así, aún era posible que el virus fuera exterminado por completo en un par de meses o menos. En otras palabras, eran el futuro, eran todos los que los demás androides debían y aspiraban ser.

Los RK900 eran perfectos. Él era perfecto.

Detuvo esos pensamientos antes de que pudiera ser comparado con el "ego" de los humanos. Y si Amanda lo notaba, en su próxima visita ella no pararía de decirle que esa clase de pensamientos no eran aceptados ni por CyberLife ni nadie en el mundo, menos viniendo de un RK900.

Y lo sabía. Si no lo controlaba, pensarían que era un divergente o algo así, y para él sería un insulto, ya que sabía que era simple lógica... Y eso le produciría, minimamente, que lo desactivaran.

Por andar perdido en sus pensamientos, apenas se dio cuenta cuando llego al parque. Se dijo que eso no debería volver a suceder, ya que estaba mal. Amanda ahora si que lo regañaría.

Sin permitirse volver a distraerse, entró al pequeño parque. Mientras iba entrando, revisó sus memorias solo para asegurarse.

—¿Donde está Jericho? —preguntaba el RK900 a un androide modelo WR600.
Llevaba algunos días siguiéndolo, luego de ver que era un divergente que había matado a su dueño y huido poco después. Lo que normalmente debía hacerse era arrestarlos, y una vez en la celda, preguntarles donde estaba Jericho.

Pero RK900 lo había hecho varias veces, y todos los androides que interrogaba le decían lo mismo: que Jericho no existía, que había dejado de existir luego de que la policía mandara a volar su antigua base. Sin embargo, aunque muchos detectives le habían dicho que era una perdida de tiempo, él siguió intentando. Hasta que claro, a uno se le escapó una palabra.

Desgraciadamente no era mucho, y lo único que hizo fue confirmar sus sospechas, que Jericho aún existía. Lo amenazó incontable veces, pero no sirvió de nada.

Apenas se distrajo unos segundos, pero el androide aprovechó para decirle sus ultimas palabras "No traicionaré a mi gente", y seguidamente le robo el arma al oficial al lado de este. Se apuntó con esta en la cabeza y disparó.

Machine; RK900 [Detroit Become Human]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora