[Capítulo 5; Evan ]

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Detroit, en algún lugar del metro abandonado.
22 de diciembre del año 2038.
07:42 a.m.

— Evan.

Aquel susurro cambió absolutamente toda la escena que se desarrollaba en aquel sucio lugar.

RK900 no desperdició ningún segundo. Sacó la pistola que llevaba en el cinturón y apuntó con esta al YK500 que estaba frente a él.

Sin embargo este no hizo lo que RK900 esperaba. Apenas oyó el susurro del otro, dio varios pasos atrás con rapidez, nunca dejando de mirar a la máquina.

Estaba a solo dos pasos de lo que RK900 vio que era un androide, aquel que habia susurrado su nombre. No podía escanearlo, aquel niñato le impedía verlo con claridad.

Era obvio que trataba de protegerlo. Vio sangre azul a sus costados, y no le fue difícil saber que aquel robot estaba herido, incluso su voz rota lo delataba.

RK900 aprovechó ese segundo donde ambos se miraban sin decir nada para escanearlo.

Supo rápidamente su modelo y a quien le pertenecía... Y de todas formas, no le sorprendió saberlo.

Era el YK500 que había escapado junto al HK400 con el cual nuestro protagonista había hecho un trato antes. Y el androide detrás de el niño seguramente era aquel que había sido gravemente herido.

Rápidamente supo lo que pasó:

Los cuatro divergentes habían huido de su hogar luego de la muerte de sus dueños -aún no conocía el motivo de la fuga- y pasaron varios días en la calle escondiéndose hasta que un humano los reconoció y los atacó. Uno había muerto, mientras que los otros escaparon. Sin embargo, dos estaban muy heridos y si o si necesitaban encontrar a Jericho o algún refugio.
Entonces el HK400 salió a buscarlo, y dejó al niño con el otro androide solos. Lo mas seguro es que ellos encontraran una forma de saber donde estaba Jericho -no le sorprendía por lo valiente que era el niño- y fueran allí mismo, esperando encontrarse con el HK400 tarde o temprano...

Sin embargo, el RK900 había entrado en escena y destruyó ese tonto sueño.

Escaneo a su alrededor pero no vio a nadie mas con vida, solo decenas de cadáveres. Todos los demás habían huido, ¿por qué el niño no? ¿Por qué se había quedado ahí mismo, esperando su muerte?

Un murmullo lo quitó de sus pensamientos y, al mismo tiempo, le dio la solución a sus problemas.

El androide que estaba detrás del niño divergente se había sentado, apoyando su espalda contra la pared. Había dicho algo totalmente incoherente y la máquina ya había sido testigo de comportamientos similares.
El castaño intuía que se trataba de una herida en la cabeza que había dañado un par de elementos importantes a la hora de procesar la información. Básicamente, estaba loco.

Aquello tenía sentido por dos razones. Una, que eso explicaba porque el niño no estaba escondido detrás del contrario, sino que era aquel que tenía el arma y amenazaba al androide. Y la segunda era que él era la razón de porque el niño no había huido con el resto de los divergentes...

Claro. El YK500 no quería dejar solo al herido androide, aunque eso significara su muerte.

Reprimió una sonrisa.

Podía hacer un trato con él y prometerle que le dejaría vivir si le decía todas las demás ubicaciones de Jericho.

Pero para eso tenía que hacer que su nivel de estrés no subiera mas de lo que ya estaba, ya que un niño con un arma nunca era una buena opción.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2018 ⏰

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