~Capítulo 1

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* This is what you call love?

•A la mañana siguente...
Estaba recostada en la cama, no recuerdo gran cosa de lo que pasó ayer, debe de ser algún efecto secundario de aquellas extrañas pastillas que tomé. Notaba el peso de un brazo en mi cintura. Me giré. Ahí estaba mi hermanastro acostado, abrazándome, y con rastros de lágrimas en sus mejillas. Me dolían las muñecas, y como para no, es un milagro que no haya muerto. Me acurruqué en el pecho de Oli, después de todo, estaba en mi cama ¿no? Mi cama, mis normas. Colonia Play Boy. Sonreí. Era la que le regalé por su cumpleaños. Noté cómo se movía, y como ahora, eran sus dos brazos los que me rodeaban. Opté por hacerme la dormida. Me apartó un mechón de pelo de la cara.
- Que susto me diste ayer hermanita.- susurró delicadamente para no despertarme- menos mal que llegué a tiempo.- dijo esta vez con voz quebrada.
Besó mi frente. No pude evitar sonrojarme.
- Que mal actuas enana.- sonrió.
-¿Por qué lo hiciste?- pregunté.
Me miró con confusión.
-¿El qué?
- Cuidarme, evitar que acabara con esto, supongo, no recuerdo mucho, pero eso creo.
Puso un codo en la almohada y apoyó la  cabeza en su mano.
- Porque eres mi hermanita, y te quiero.- dijo encogiéndose de hombros.
- Pero si cada vez que me ves me insultas.
- Pero es con cariño.
- Ah, llamarme gilipollas va con cariño.
- Si.- rió- pero no eres cualquiera, eres mi enana  gilipollas.- dijo abrazándome.
- Ah que ahora soy tuya.
- Siempre lo has sido.- susurró prácticamente inaudible.

-¿Qué?
-¿Mm?- suspiró- que tenemos que ir a por nuestros padres, canija.- dijo levantándose.
Hasta aquél momento no me había percatado de que no llevaba camiseta- claro, los tatuajes actúan de camiseta- me quedé absorta observando sus tatuajes.
- Por muy sexy que sea, las miradas fijadas en uno, incomodan a veces ¿sabes?- dijo sin darse la vuelta.
Me sonrojé.
- Creído...
- Creído no, si no fijaras tu mirada en mi, pequeña _____, no diría nada.
-¡Que no me llames pequeña, enana o cualquier cosa relacionada con mi altura o edad!
-¿A caso no es verdad?  Mides 1'65, y tienes 22 años, te llevo bastante.- rió.
Le tiré una almohada.
- No deberías haber hecho eso... - dijo con una media sonrisa.
Corrió hacia la cama, y antes de que me diera tiempo a reaccionar, ya estaba encima mía. 
-¿Crees que porque nuestros padres estén casados te las pasaré todas?- dijo peligrosamente cerca.
- Puede ser.
Él rió mientras negaba con la cabeza.
- Em... error.- dijo con una media sonrisa.
Suspiré. Oliver me da miedo cuando quiere vengarse, nos conocemos desde hace cuatro años, y cuando quiere vengarse, sabe como torturar a alguien. Se sentó en mi barriga impidiéndome escapar o moverme. Empezó a hacerme cosquillas. Puto hermanastro. Sabe que es lo que más odio, y que tengo en todas o casi todas las partes del cuerpo. Comencé a reirme desenfrenadamente. Oli, tenía una media sonrisa dibujada.

-¡Oliver Scott Sykes!- dije entre risas- ¡Te odio!-dije revolviéndome. - Cuanto más te muevas peor será.- rió él ante mi desesperación. 

Conseguí darme la vuelta. Ahora era él el que estaba bajo mi control. Esbocé una amplia sonrisa.
- Mira por donde, la enanita ha aprendido a defenderse.-rió.- Por cierto, muy sexy el sujetador de Hello Kitty.
Puto. Bajé la mirada e instantáneamente volví a estar con la espalda contra la cama.
- Ingénua...- negó con la cabeza mientras reía- tienes que aprender a no fiarte de mi cuando estamos en pie de guerra.- dijo inclinándose hacia mi.- Por cierto, gracias por el dato de que usas sujetadores de Hello Kitty.- sonrió.
Yo rodé los ojos. Puto Oliver... por una vez que consigo librarme de él, voy y me creo sus trucos. Si es que él tiene razón; soy gilipollas. Estaba enfadada conmigo misma, provablemente estuviera roja de vergüenza, ya que la postura en la que estabamos no era... lo que se dice normal. Intenté tirarlo, pero no lo logré, sino que él puso sus brazos a los lados de mi cabeza.
- _____, _____, no has cambiado nada desde que tenías 19 años.- esbozó una media sonrisa.- Sigues siendo tan vergonzosa como siempre.
Se acercó a mi rápidamente haciendo que nuestros labios se juntaran. Era un tierno y dulce beso, sus manos acariciaban mis mejillas delicadamente, su olor tan... tan Oliver- evidentemente, no va a oler a Harry Styles- me recordaba a mi primer beso- y el único hasta ahora- nunca había imaginado que besar a Sykes hubiera sido tan... tan ¿Kawaii?¿Especial? No se cómo explicarlo.

Hospital For Souls |Oliver Sykes y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora