... Y llegaste tú y todo cambió ❝j.b❞ #1| Terminada

Capítulo 3

Sonó el timbre, tomé mis libros y salí del salón de clase. Camine por los corredores abarrotados de estudiantes que salían de sus aulas.

Llegué a la puerta de entrada, baje las escaleras y emprendí rumbo a mi casa.

Estaban remodelando el parque, pude notarlo al pasar por allí, ese parque. Era MI parque. Allí jugaba con mis amigos después del colegio. Quedaba al frente de este, tantos recuerdos...

- Hola - dijo alguien tocando mi hombro con sus dedos temblorosos. Volteé un poco la cabeza para encontrarme con esos ojos dorados que cada vez de me hacían más familiares.

- Hola - dije volviéndome a voltear decidida por emprender rumbo a mi casa nuevamente.

- ¿Vives por ahí? - dijo apuntando la dirección el la que yo me dirigía, aunque no lo viera sabía que estaba apuntando hacía allí.

- Si.

- ¿Te molesta si te acompaño? - lo pensé un segundo y después negué con la cabeza. Caminamos lentamente sin hablar, solo nos habíamos alejado una cuadra cuando escucho un: ¡Justin! ¡Justin!

Y por la voz chillona sé que es Baylee. El se detiene pero yo continúo caminando, toma mi brazo y me susurra "Un momento". Se voltea y mira a Baylee que por los pasos, se que esta muy cerca.

- Justin, te he estado buscando - dijo la chillona.

- Salí rápido del colegio.

- Si ya me di cuenta - rió -. Vamos a ir con los chicos a dar una vuelta a la plaza ¿Quieres venir? - aparentemente soy invisible, como si eso me extrañara.

- No... no lo creo. Quedé de acompañar a Jolle hasta su casa - yo me exalté un segundo e iba a empezar a caminar, pero creo que adivino mis pensamientos porque me tomó del brazo.

- Pero ella puede ir sola... ¿No? - y por su tono de voz se que esta rogando en su mente que no decida en ese preciso momento volver a ser la Jolle de antes. Cuando eso nunca va a pasar.

- En absoluto - digo. He intento seguir caminando pero aprieta mi brazo un poco más fuerte.

- Aún así, yo le dije algo y lo voy a cumplir.

- Pero no tienes que...

- Otro día tal vez Baylee.

- Ya te dije que me llames Bay. Baylee suena tan... no sé, tan formal. No me gusta - solo alcé las cejas, hasta donde sé ella ama su nombre.

- No me gusta poner apodos a la gente.

- Pero es un apodo cariñoso. Todos me llaman así.

- Igual no.

- Oh... ok - y sé, aunque no la vea, que esta poniendo una carita de perro abandonado -. Mejor vamos, nos están esperando.

- Hoy no Baylee. Quizás otro día.

- Bueno, pero me la debes eh - dijo y salió corriendo en dirección opuesta a la nuestra. Intenté caminar, pero el aún me tenía sujeta del brazo.

- ¿Ya me puedes soltar? - le pregunté e inmediatamente lo hizo - Gracias - dije y continué con el camino.

- Gracias por no irte - me dijo.

- Aunque quisiera, no hubiera podido, me tenías bien agarrada del brazo- le dije sin mirarlo.

- Aún así, gracias. Si te hubieras ido no hubiera tenido una escusa para no ir con ella.

- Entonces soy una escusa - le dije.

- Sabes que no es lo que quiero decir. Pero si así lo quieres tomar. -Solo rodé los ojos y seguí caminando.- ¿Puedo hacerte una pregunta? - le pregunté, cuando ya habíamos pasado unas cuantas cuadras.

- Claro.

- ¿Por qué intentas acercarte a mi cuando te traté tan mal el otro día en clase de Inglés? - no dijo nada, pero luego de varios minutos contestó.

- No lo sé... simplemente, me gustaría conocerte más.

- ¿Por qué quieres conocer a la marginada del colegio?

- No tengo idea. Pero sé que quiero hacerlo.

- Pues no te vayas a llevar con una sorpresa.

- La verdad, eso espero - lo miré y vi una sonrisa dibujada en su rostro. Me devolvió la mirada y yo la aparté.

Tres cuadras más en silencio total, cuando el se detuvo y me tomo del brazo.

- Te digo algo - yo solo asentí -. No te conozco mucho, pero apuesto a que te verías mejor sin la capucha - retrocedí unos pasos ¿Por qué esto no me suena extraño?

- Pues te quedarás con la duda.

- De acuerdo, lo haré. Yo me voy por aquí - dijo señalando un camino del otro lado de la calle -. No vemos mañana en el colegio - se acerco un poco a mi como para darme un beso en la mejilla, pero yo me corrí unos pasos.

- Adiós - dije y caminé directo a mi casa.