Como cualquier otra vida de un estudiante mis días se dividían en 3 partes: estudiar, entretenimiento y descanso. Para mi era una vida bastante buena y agradable además de pertenecer a una familia con suficiente dinero como para cumplir todos mis caprichos. Pero todo esto se fue cambiando lentamente a partir de la llegada de mis 19 años, pues además te tener pequeñas responsabilidades más, me sucedió algo que marcó toda mi vida. Y a decir verdad fue tan gradual que casi ni noté el cambio.
Con apenas unos meses más cumplidos de los 19 años me interesaba el obtener la mayor calificación posible, así que en un día de una examen de álgebra yo no había estudiado, ni siquiera repasado. Me di al hecho de realizar el examen con pocos conocimientos y como era obvio estos no eran los suficientes ni para aprobar con la menor calificación. Huronee por los exámenes de mis compañeros para poder sacar información y a decir verdad no obtuve gran resultado hasta que vi a un compañero sentado frente mío, un tipo algo antisocial que tenia por nombre Javier. Javier dejaba al descubierto sus hojas de operaciones y resultados, así que aprovechando cada descuido del profesor me daba a copiar literalmente todo el examen. En el último problema parecía que Javier tenía dificultad con este, no paso unos cuántos minutos cuando él terminé y al escribir el resultado final tapó accidentalmente el resultado. Ridículamente me enfadé y le hice saber que no podía ver, algo confuso Javier accedió a mostrarme su resultado. El resultado estaba ligeramente más marcado y de mayor tamaño que todos los otros números. La respuesta era 66.
Pasaron unos cuántos días más para que pasara el siguiente suceso. Estaba a la salida de la escuela y en la caminata diaria para llegar a mi casa un sujeto algo delgado intentó robarme, al darme cuenta voltee a ver al tipo y le di mis pertenencias. Justamente un momento antes que el ladrón se fuera pude observar que en su camisa estaba plasmado con una tela y color diferente el número 66.
Los días pasaban y la frecuente aparición del número 66 se me hacia algo confusa. Era casi una obsesión, lo encontraba cuando escribía la fecha, cuando marcaba algún número telefónico, en las placas de los automóviles, códigos de barra, resultados deportivos, etc. Pensé que la frecuencia del hecho se daba al que subconscientemente trataba de busca este número, pero a decir verdad eran bastante casualidades.
Un sábado por la noche me encontraba en una salida con unos amigos cuando noté que me faltaba un poco de dinero para a completar mis gastos. Antes que pudiera pedirle prestado a un amigo vi una banqueta vacía y cerca de esta estaba dinero abandonado. Medité un poco la situación y llegué a la conclusión que seria mas cómodo pagar con el dinero abandonado, además que eso no seria robar, ¿o si? Me acerqué al lugar y tomé el dinero: $66, suficiente para a completar mis deudas.
Mi estado de humor no había cambiado casi en absoluto, a excepción de agregar un poco de sarcasmo y cinismo de más cuando se me daba la oportunidad. Y tenía más frecuencia a cometer actos menores de maldad, como robar artículos de mínimo costo, copiar, observar con imprudencia a las mujeres, agredir a los que refutaban mis razonamientos, etc. Y casualmente cuando cometía estos hechos me encontraba al azar el número 66.
El 6 de junio o el 6/6 cometí un acto mayor. Unos minutos después de dejar a mi novia en su casa, decidí ir a un bar con unos amigos. Estos se conformaban en su mayoría por varones y en minoría las damas, las cuales eran las parejas de algunos de mis amigos. Mientras avanzaba la noche me sentí bastante atraído por Paula, la novia de mi mejor amigo. Esto nunca me había pasado pues tenia respeto por mi novia, pero esa noche Paula y yo parecíamos sentir la misma sensación. Terminada la reunión llevé a mi mejor amigo (el cual estaba bastante ebrio) y a Paula a sus respectivas casas. La casa más cercana era la de Paula pero instintivamente llevé a mi amigo a su casa primero y que por su estado apenas recordó que lo acompañaba su novia. Posteriormente abajo del edificio donde vivía Paula ella me invitó a pasar a su departamento para continuar la velada; instintivamente miré mi reloj que daba las 12:12 de la madruga y (por alguna razón desconocida me llegó a la mente dividirlo en dos) no pensé demasiado la situación y acepté.
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Relatos del subconsciente
ParanormalUn conjunto de historias que mi subconsciente forma al principio, pues la imaginación y la consciencia le ayudan a poder terminarlo y así crear este conjunto de relatos cortos. La mayoría son del género de suspenso aunque esta abierto a cualqui...