Eres poesía, prosa, verso y la maldita sonrisa que siempre consigues arrancarme del pecho.
Eres la noche perfecta en donde hasta el más loco de los poetas escribiría alguna que otra línea cuerda, pensando en acariciar con su pluma la más bonita de las tinieblas.
Eres caos donde predomina el orden, y tus palabras balas que nunca llegan a atravesar el corazón porque fueron hechas para habitar.
Eres, tú, la alegría de la mañana más desolada y el preludio de una lluvia que le encanta mojar a aquellos amantes enamorados que mañana amanecerán desnudos y con el pelo mojado.
Eres sin duda, la alegría de mi tristeza y el placer de mi dolor, y viceversa.