Los juegos comienzan.

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Durante un momento, las cámaras se quedan clavadas en la mirada cabizbaja de Logan, mientras todos asimilan lo que acaba de decir. Después veo mi cara, boquiabierta, con una mezcla de sospresa, ampliada en todas las pantallas: ¡soy yo! ¡Dios mío, se refiere a mí! Aprieto mi vestido y miro al suelo.

--Vaya, eso sí que es mala suerte --dice Caesar, y parece sentirlo de verdad.

La multitud le da la razón en sus murmullos y unos cuantos han soltado grititos de angustia.

--No es bueno, no --coincide Logan.

--En fin, nadie puede culparte por ello, es difícil no encariñarse de esa jovencita. ¿Ella no lo sabía?

--Hasta ahora, no --responde Logan, sacudiendo la cabeza.

Me atrevo a mirar un segundo a la pantalla, lo bastante para comprobar que mi rubor es perfectamente visible.

--¿No les gustaría sacarla de nuevo al escenario para obtener una respuesta? --pregunta Caesar a la audiencia, que responde con gritos afirmativos--. Por desgracia, las reglas son las reglas, y el tiempo de Elizabeth Morgan ha terminado. Bueno, te deseo la mejor de las suertes, Logan Moretti.

El rugido de la multitud es ensordecedor.
Cuando el público por fin se calla, mi compañero murmura un «gracias» y regresa a su asiento. Nos levantamos para el himno; yo tengo que alzar la cabeza, porque es una muestra de respeto obligatoria, y no puedo evitar ver que en todas las pantallas aparece nuestra imagen más de lo normal.

Después del himno, los tributos nos ponemos en fila para volver al vestíbulo del Centro de Entrenamiento y sus ascensores. La muchedumbre frena a nuestro séquito de estilistas, mentores y acompañantes, así que nos quedamos solos; no hablamos. Nuestro ascensor deja a cuatro tributos antes de quedarnos solos y llegar a la planta doce. En cuanto salimos comienzo a llorar.

--¿A qué viene esto? --me pregunta, horrorizado.

--No debiste decir eso.

Los ascensores se abren y aparece todo el grupo: Effie, Haymitch, Atenea y Pontius.

--¿Qué está pasando? --pregunta Effie, con un deje de histeria en la voz.

--Ha sido idea tuya, ¿verdad? ¿Lo de hacerme parecer una tonta delante de todos?

--Fue idea mía --interviene Logan.- Haymitch sólo me ayudó a desarrollarla.

--Sí, Haymitch es una gran ayuda... ¡para ti!

--Eres una idiota, sin duda --dice Haymitch, asqueado--. ¿Crees que te ha perjudicado? Este chico acaba de darte algo que nunca podrías lograr tú sola.

-¿El que?

--¡Te ha hecho parecer deseable! Y, reconozcámoslo, necesitas toda la ayuda posible en ese tema.  Ahora todos te quieren.

-No es más que un espectáculo, todo depende de cómo te perciban. Después de tu entrevista lo único que podría haber dicho de ti era que resultabas bastante adorable. Ahora puedo decir que eres una rompecorazones. Oooh, los chicos de tu distrito caían abrumados a tus pies. ¿Con cuál de las dos imágenes crees que conseguirás más patrocinadores?

𝙇𝙖 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙖 𝙙𝙚𝙡 𝙩𝙧𝙚𝙘𝙚 |𝙁𝙞𝙣𝙣𝙞𝙘𝙠 𝙊𝙙𝙖𝙞𝙧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora